Dalí nunca fue padre
Las pruebas de ADN demuestran que la pitonisa Pilar Abel no es la hija del genio surrealista. La fundación del pintor se reserva emprender acciones.
Creada:
Última actualización:
Las pruebas de ADN demuestran que la pitonisa Pilar Abel no es la hija del genio surrealista. La fundación del pintor se reserva emprender acciones.
Salvador Dalí le fascinaba la ciencia, especialmente los estudios de los doctores James D. Watson y Francis Crick alrededor del ADN. Aquello que tanto admiraba ha servido para acabar de una vez por todas con una de las polémicas del verano. Ayer la Fundación Gala-Salvador Dalí hizo público que el ADN ha demostrado que la pitonisa Pilar Abel no es la hija del genio surrealista, pese a que ésta así lo aseguraba.
El Juzgado de Primera Instancia número 11 de Madrid dio ayer traslado a los abogados de la fundación daliniana, representados por el despacho Roca Junyent, del dictamen emitido por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses. En el citado documento se expone que, tras analizar las muestras biológicas de Pilar Abel y las obtenidas en la exhumación de los restos mortales del artista, se puede concluir que los resultados obtenidos «permiten excluir a Salvador Dalí como padre biológico de María Pilar Abel Martínez».
Personas cercanas a la institución daliniana aseguraron que el resultado de los análisis «no son una sorpresa» porque «nunca hubo indicio alguno que demostrara que Abel era hija del maestro». En Figueras había causado un profundo dolor la apertura de la tumba de Dalí la madrugada del pasado 20 al 21 de julio. Esa noche se abrió la tumba del pintor para poder extraer ADN. Para ello se retiraron fragmentos dfe pelo, uñas y dos huesos largos del cadáver y que se espera que puedan volver a ser repuestos lo más pronto posible. Desde Figueras se asegura que esta vez la tumba se abrirá en fecha aún por determinar para que el cuerpo esté completo, como estaba antes, como debía estar siempre.
Ayer la interesada, la hija que nunca tuvo Dalí, en declaraciones a Ep, aseguraba que no tenía ningún conocimiento del resultado del laboratorio, agregando que se estaba enterando por los medios de comunicación de todo.
A la tercera
Pero Pilar Abel, de profesión pitonisa, tenía que haber visto claramente que el ADN no la iba a convertir en la hija de Dalí, hipotética heredera de una rica fortuna de la que hoy es beneficiario el Estado gracias al testamento del pintor. En los últimos años de su vida, cuando agonizaba a cámara lenta entre el castillo de Púbol y la Torre Galatea, el padre de los relojes blandos decidió hacer heredero universal de su obra y legado al Estado, una gestión que hoy recae en la Fundació Gala-Salvador Dalí.
A Abel el ADN le ha dado la espalda por tercera vez. En 2007, el que fuera último secretario del artista, Robert Descharnes y su hijo Nicolas se ponían en contacto cone un forense de Filadelfia especialista en toxicología, el doctor Michael F. Rieders. El motivo era el poder aislar el ADN del artista de una sonda nasogástrica que el último Dalí había usado en Púbol y que Robert Descharnes conservaba. Abel había intentado lograr el apoyo de Descharnes y éste trató de aclarar el tema mediante Rieders. Los resultados fueron negativos.
En el verano de 2009, el programa de Telecinco «Factor ADN», una producción de Boomerang TV, se hacía eco del tema y para realizar el estudio utilizaba unos cabellos del pintor que conservaba el peluquero Lluís Llongueras. Este último confirmó a este diario que el resultado del análisis fue negativo, aunque cree que «se hizo mal porque no se disponía de los medios que hay ahora». Personas cercanas a Boomerang TV recordaban ayer que el ADN no dio la razón a la supuesta hija del gran artista.
Desde la Fundació Gala-Salvador Dalí de Figueras ayer se quiso ser muy cauto y no adelantar cuál será el siguiente paso. Sin embargo, cuando se exhumó a Dalí, el secretario de la fundación, Lluís Peñuelas, definió todo aquello como «casi un acto de violencia» contra el artista fallecido en 1989. En la misma rueda de Prensa, el abogado de la institución, Albert Segura, puntualizaba que «la exhumación supone un coste por la operación pero también posiblemente por la pérdida de venta de entradas». Sabiendo ahora los resultados del ADN, resuenan esas palabras de Segura cuando advertía de que «la fundación estudiará acciones para ser compensada y en su momento solicitar un error judicial para reclamar responsabilidades patrimoniales». Pero Pilar Abel podría alegar que es insolvente. Es una estrategia que le ha funcionado muy bien en otro proceso. En 2006 un juzgado de Gerona archivó la querella que había impuesto contra el escritor Javier Cercas. Le reclamaba 750.000 euros por un delito de injurias graves porque consideraba que Cercas se había basado en ella para crear a uno de los personajes de su novela «Soldados de Salamina». Abel, muy prudentemente, había esperado a que el libro ya fuera un éxito de lectores y que incluso hubiera conocido una adaptación cinematográfica. En aquel momento, la Audiencia de Gerona, tras escuchar a ambas partes, decidió finalmente archivar la causa. La querellante se declaró insolvente. Cabe decir que cuando este verano arreció el ruido mediático sobre este tema, este diario se puso en contacto con Javier Blánquez, el representante legal de Pilar Abel. El pasado 28 de junio, dijo que «no vamos a hacer ningún comentario más a no ser que podamos sacar alguna compensación económica». El letrado añadió que su cliente solamente hablaría previo pago, aunque no quiso concretar qué cantidad habría que desembolsar para poder tener una entrevista con Abel.
La de Pilar Abel no es la primera petición de paternidad que recibe Dalí. En los años 80, un estrafalario italiano llamado José Van Roy Dalí, se presentó como hijo del artista y de Gala. El supuesto descendiente intentó incluso visitar al artista en el castillo de Púbol, sin suerte alguna. Su teoría fallaba en un punto: después del nacimiento de Cécile, la hija fruto de su relación con el poeta Paul Éluard, Gala ya no pudo tener más descendencia. En la actualidad, el personaje sigue clamando que tuvo tan célebres padres, pero la afirmación invita a la risa o a meditar sobre los límites de según qué tipo de afirmaciones.
La pitonisa en busca de padre surrealista había apuntado que quería usar el apellido Dalí y que, incluso, quería una parte de la herencia de su supuesto padre. Esto habría querido decir que un tanto por ciento de la colección pictórica, hoy repartida entre el Teatro-Museo Dalí de Figueres y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. El ADN ha puesto sentido común a todo esto.
¿A Dalí le habría gustado esta polémica? Probablemente no y no habría disimulado públicamente su enfado. Todo este inmenso y surrealista lío ha servido también para que volvieran a ver la luz antiguos fantasmas, como los relacionados con la vida privada del artista y su peculiar matrimonio con la rusa Elena Ivánovna Diákonova, más conocida por Gala en el mundo del arte.
Dalí siempre sintió terror por el sexo femenino, algo que le provocó su padre que no quería que su hijo incurriera en los errores que había cometido él durante su juventud como aspirante a notario en Barcelona. Es muy probable que en ese tiempo quedara marcado por la sífilis como consecuencia de alguna visita a algún prostíbulo barcelonés. Para prevenir al hijo, años más tarde dejó a la vista de todos, en el domicilio familiar de Figueras, un libro con grabados en los que se mostraba las consecuencias de las enfermedades sexuales.
El artista, que siempre se definió públicamente como masturbador e impotente, nunca pensó en la paternidad. Por ello no se mordía la lengua al argumentar que «los hijos de los genios son unos idiotas. Esas criaturas infértiles nos deshonran y ostentan nuestro apellido sin haber comprendido quiénes fuimos».
El ADN ha demostrado que el genio del surrealismo no tiene hija alguna.