La Razón del Verano

El cine del futuro: podrás elegir el final de las películas

Hemos pasado del espectador pasivo de la acción al generador responsable del final de cada película. Así podríamos disfrutar del séptimo arte en 2029

Una escena de «Late Shift», la primera película de Tobias Weber antes de romper con todas las normas con la innovadora «¿Vives?», en la que participa una IA llamada Elisa
Una escena de «Late Shift», la primera película de Tobias Weber antes de romper con todas las normas con la innovadora «¿Vives?», en la que participa una IA llamada Elisalarazon

Hemos pasado del espectador pasivo de la acción al generador responsable del final de cada película. Así podríamos disfrutar del séptimo arte en 2029.

La cinta «Late Shift» («Turno de noche») se estrenó en 2016. Se trata de una película que dura aproximadamente 90 minutos, dependiendo de las elecciones que hagamos. Sin embargo, por la cantidad real de imágenes incluidas es mucho más larga, más del doble, de hecho: casi cuatro horas. La película incluye 180 puntos de decisión, en los cuales el espectador debe decidir hacia dónde se dirige el protagonista, lo que conduce a un total de siete posibles finales. Era la primera cinta interactiva. «Late Shift» fue el momento en el que la narrativa cinematográfica cambió por completo. Hasta ese momento la mayor parte del séptimo arte era un monólogo del director y el espectador era un sujeto pasivo que no podía incluirse en la historia.

Cuando se trata de una narrativa inmersiva, a menudo se piensa en hologramas, interactuar con códigos QR o imágenes, y, por supuesto, en la realidad virtual (VR, por sus siglas en inglés). Sin embargo, la realidad aumentada (AR) está más alineada con las interacciones sociales, la capacitación y la simulación. Pero no se trata solo de eso; también los actores y actrices fueron cambiando. El cine tradicional requería personajes reales o digitales que hubieran sido llevados a la pantalla mediante trajes de captura de movimiento, una pantalla verde y una gran cantidad de tecnología de postproducción, demorando meses o incluso años en crear la producción final. Hoy todo ello ha cambiado. La mayoría de los directores actuales graban sus películas con un smartphone o una tableta, en 8K, a 30 cuadros por segundo y con una calidad que hace 15 años hubiera parecido imposible. La gran ventaja de filmar con estos soportes es que todo el proceso que antes se hacía en postproducción ahora se lleva a cabo directamente en el móvil. Se selecciona a los protagonistas entre una enorme biblioteca de humanos, máquinas, alienígenas, animales, monstruos, etc., y se les dirige directamente a través de la pantalla táctil. Y todo ello en entornos naturales. La realidad aumentada también colabora con los efectos especiales derribando edificios, simulando cataclismos y accidentes.

La tecnología de visualización también cambió nuestro modo de vivir la experiencia. Ya no se limita a las dos dimensiones. Los cines como anfiteatro, en los cuales hay una pista central y la acción se proyecta en 3D y a 360º, posibilitan ver ésta desde cualquier ángulo. Si bien también es posible hacerlo en casa, el cine ha vuelto a resurgir gracias a enormes salas que recrean paisajes lunares, escenarios panorámicos y enormes personajes salidos de la imaginación de los directores. Así, ya no vemos la historia, la vivimos. También han comenzado a desarrollarse experimentos cinéfilos en los que el participante lleva un traje especial que le permite formar parte de la escena y hasta interactuar con los actores y actrices, como en un videojuego.

Un filme proyectado en vivo

Pero comenzamos hablando de «Late Shift» por un motivo. La cinta fue escrita y dirigida por el hoy muy conocido Tobias Weber. Y justamente esta semana se estrena su última producción: «¿Vives?». El revuelo tiene que ver con que es la primera película de la historia que se proyectará en vivo, mientras se está realizando. No habrá postproducción, la música ya ha sido elegida (uno de los responsables es Bryan Adams, seleccionado no solo por músico, sino también por ser fotógrafo) y el otro «compositor» será una IA bautizada Elisa (por la pieza de Beethoven) que interpretará las emociones y acciones que vea en las pantallas y las intentará acompañar con música. En las últimas declaraciones a la Prensa, Weber afirmó que no le interesa tanto «el resultado final como la posibilidad de adentrarse en un nuevo territorio, similar al de los pioneros del cine, en el cual no sabemos con certeza qué ocurrirá».