Anarquismo terrorista
«La daga y la dinamita» estudia de manera ejemplar el origen del terrorismo desde sus componente anarquistas
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El anarquismo y el terrorismo han sido dos fenómenos de gran repercusión en la historia contemporánea que conviene situar en una perspectiva más amplia en la historia de las ideas. En cuanto al anarquismo, en primer lugar, hay que recordar que pertenece al campo de la filosofía política, como se ve en sus precedentes en la antigua Grecia. Filósofos de época postclásica, como Zenón de Citio o el cínico Diógenes de Sínope, reaccionan tanto a la polis tradicional como a los proyectos políticos reformistas y algo tradicionalistas de filósofos como Platón para construir una sociedad horizontal, carente de jerarquías y libre del control ejercido por el sistema estatal. La tesis de los cínicos de que el individuo contaba con los elementos para obtener la felicidad y debía conquistar su autonomía como el supremo bien, así como su idea de «invalidar la moneda en curso», pueden verse como precedente clásico del anarquismo, cuyo origen griego va implícito en la etimología de la palabra, atestiguada en los autores clásicos. Aunque la palabra fue transplantada a la política moderna por Robespierre y su campo conceptual anticipado por William Godwin en el siglo XVIII, el surgimiento del anarquismo propiamente dicho se da en el XIX con la negación del principio de autoridad por Proudhon o Faure. En lo que a la violencia sistemática ejercida para presionar al estado o para lograr propósitos políticos, una de las múltiples definiciones posibles de terrorismo, sus orígenes se remontan a Roma, no solo a la etimología en el verbo terreo («aterrar»), sino al precedente romano del terror cimbricus, desatado en Roma ante el ataque de los cimbrios, y que sirvió de inspiración a los jacobinos franceses siglos después. En el mundo antiguo se pueden encontrar motivaciones que fluctuaban entre lo político, lo religioso y lo ideológico. Durante la rebelión de los judíos contra Roma, por ejemplo, los sicarii más crueles de los zelotas se dedicaron a apuñalar indiscriminadamente a los sospechosos de colaboracionismo con los romanos. Como se ve, no son conceptos nuevos y carentes de relevancia en la historia de las ideas y conviene reflexionar sobre ellos.
Así lo hace, de forma ejemplar, «La daga y la dinamita. Los anarquistas y el nacimiento del terrorismo». Su autor, Juan Avilés Farré, catedrático en el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), ha dedicado sus esfuerzos a temas como el terrorismo anarquista en España, Francia e Italia a finales del siglo XIX y comienzos del XX o el análisis comparado del terrorismo anarquista y terrorismo yihadí. En esta ocasión, se propone estudiar el origen del terrorismo desde sus componentes anarquistas. Como explica el autor, «los anarquistas fueron en Occidente los pioneros del terrorismo, un tipo de estrategia violenta que se caracteriza porque su impacto en la opinión pública y por tanto en los gobiernos es muy superior a la entidad real del daño causado».
Siguiendo las consideraciones anteriores sobre ambos conceptos, es lógico continuar el hilo que lleva de uno a otro. La reflexión de que todos los males de la sociedad se derivan de un sistema estatal opresivo que impide la libertad del individuo lleva pronto a la justificación ideológica del uso de la violencia revolucionaria para destruir el Estado y el «establishment» social en pos de una edad libertaria.
De la idea a la acción
Ahí se sitúan, en la «propaganda por el hecho» y la «acción directa» del anarquismo, los comienzos de los atentados terroristas que tan honda impresión causaron en la Europa de finales del siglo XIX y principios del XX. Representaban una dinámica que pretendía revolucionar la sociedad y obtener, de forma idealista, un mundo mejor: aunque paradójicamente por medio de la muerte y la destrucción sistemática. Aunque no se pretende trazar una historia global del terrorismo o del anarquismo, «La daga y la dinamita» contiene unas vistas útiles para reflexionar sobre el concepto, origen, desarrollo y perspectivas históricas de estos fenómenos. Lo que el autor llama la «primera oleada terrorista», contiene elementos del socialismo y del nacionalismo, como se ve en Rusia, por un lado, y en lo que ocurre en Irlanda, Armenia o la India. La riqueza conceptual de esa obra permite pasar revista a lo más destacado de este temprano terrorismo, en su confluencia con el anarquismo, desde finales del siglo XIX. Tras unas consideraciones generales, se estudia el desarrollo del terrorismo desde esas primeras manifestaciones –marcadas teóricamente por autores como Bakunin– hasta el paso de la lógica insurreccional a la de los magnicidios y atentados más dañinos. Diversas organizaciones, atentados y metodologías, desde el cuchillo a la bomba o al terrorista suicida, son estudiadas desde sus orígenes. El libro contiene narraciones de episodios clave de la historia del anarquismo y de la «acción directa» que llevan al lector a pasar ágilmente de un panorama del movimiento obrero en Chicago al anarquismo barcelonés y su reflejo en los atentados del Liceo y de la Gran Vía o a los crímenes de Émile Henry en París. Cabe destacar la prosa del autor, que permite que el libro sea devorado velozmente merced a una narración amena, ágil y casi novelesca. Una obra que se nos antoja fundamental para redefinir las ideas que tenemos sobre el terrorismo y sus orígenes en el anarquismo. Un tema de gran actualidad, en nuestro mundo post-11S.
El título de la semana
«La daga y la dinamita»
Diseño de la colección:
lluís Clotet y ramón Úbeda
Primera edición original: octubre de 2013
Diseño de la cubierta: Estudio Úbeda. Ilustración de portada: atentado anarquista cometido en 1892 en París
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