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Estados Unidos

El futuro sí es apocalíptico

El futuro sí es apocalíptico
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El mundo ya no es lo que era. Las fronteras se diluyen cada día más, la economía se hace global, las culturas tienden a homogeneizarse sin diferencias, el tiempo se convierte en un tiempo real y las personas pasan a formar parte de un teatro de hostilidades en el que lo único que cuenta es la guerra: un estado de movilización permanente para que la maquinaria bélica cumpla sus perversos propósitos. Ganador del XLII Premio Anagrama de Ensayo, en «Campo de guerra» (con el que el autor completa la trilogía iniciada con «Huesos en el desierto» y seguida de «El hombre sin cabeza», ambos libros dedicados a la violencia y el crimen en el norte de México) Sergio González Rodríguez sigue tomándole el pulso al mundo actual, transformado ahora, gracias a las grandes corporaciones y a sofisticados sistemas de espionaje, en un campo de guerra manejado por Estados Unidos, capaz de imponer, mediante la geopolítica, y con la excusa de combatir el terrorismo o el narcotráfico, un modo de gobierno global y total.

Tierra, mar y aire

«Un campo de guerra' en particular expresa el tránsito del conflicto internacional a la interiorización de éste en las fronteras, litorales o tierra adentro de un país. Y refleja –explica el autor– un rechazo a las normas y a las instituciones que las sostienen. Un campo de guerra ultracontemporáneo es continuo, plano, simultáneo, ubicuo, sistémico y productivo, e incide en mar, aire, tierra, espacio y ciberespacio». Así, a través de información profusa y abundante, y con un estilo que coge la forma de un informe textual, González Rodríguez examina los vericuetos de una geopolítica cuyo principal campo de operaciones se sitúa en México (aunque el «informe» trasciende el territorio de ese país) con un Estado ausente que, por ese motivo, se hace cómplice de la violencia, de los temibles cárteles de la droga y permite, a su vez, la instalación de plataformas militares diseñadas con el único propósito de vigilar y castigar aquello que se contradice con la ideología ultraliberal, la economía global y supuestos valores absolutos como la libertad y la democracia. El resultado es un libro apocalíptico que predice un futuro incierto y desolador, en el que las funciones que antes les correspondían a los estados han sido relegadas por un sistema en el que predomina la tecnocracia y que se sostiene en el hecho de prescindir del ser humano, en la puesta en marcha de una maquinaria bélica y criminal que hace que el mundo parezca un campo de guerra.