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José Ovejero: «La seducción tiene mucho que ver con la mentira»

José Ovejero / Escritor. Presenta «La seducción», una novela cuyo protagonista es un escritor que participará en una venganza, haciendo de ésta un personaje más de la obra
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Presenta «La seducción», una novela cuyo protagonista es un escritor que participará en una venganza, haciendo de ésta un personaje más de la obra
No hay nadie más fácil de seducir que a un vanidoso. Y ningún vanidoso es comparable al escritor. Tal vez esa sea la razón por la que José Ovejero, de una manera crítica y burlona, casi parece mirarse en el espejo del protagonista de su última novela, «La seducción» (Galaxia Gutenberg), que es un cínico escritor que participará en una venganza sólo porque un chico, para quien él es un referente, se lo pide. Así consigue salir de su ensimismamiento, de la pantalla de su ordenador y vivir. De hecho, Ariel, que así se llama, no sabe si creer en los motivos de la venganza, aunque la excitación que le provoca la aventura es suficiente para hacerle seguir adelante. En el juego de la seducción y en el de la propia vida parece haber más ficción que realidad. Al menos, cuando hay escritores de por medio. «Bueno –dice José Ovejero– si no es todo ficción, por lo menos mucho más de lo que pensamos. Y no es que suceda más en la vida de los escritores, sino que los escritores somos más conscientes de ello; pero yo creo que todo el mundo vive con una ficción sobre sí mismo, sobre los demás y sobre la realidad. Tenemos que construirnos algo que consigamos entender y, en el caso de uno mismo, justificar».
- Presa fácil
El escritor que Ovejero ha construido para esta novela tiene sus propias ficciones y realidades. Y muchas coinciden con las de su creador, que entiende hasta su crueldad para juzgar a quien anhela compartir el universo de las letras, aunque sea su amigo y padre del mismo chico que tanto le admira a él. «Es que la ficción de su amigo, de Eduardo, es que es un gran escritor. Y Ariel lo único que hace es decirle la verdad, que es lo que ningún escritor queremos que nos digan... Preferimos que nos mientan». Parece, por la novela de Ovejero y por su conversación, que la seducción tiene mucho que ver con la mentira o, al menos, con lo que todos ocultamos. Y también con el ego, que nos puede volver una presa tan fácil para el seductor, como al protagonista de esta novela, cuyo ego no parece del mismo tamaño: «Yo creo que el mío es menor o, al menos, no tan evidente. Quizá me engaño, aunque pienso que Ariel es una versión desaforada de mí mismo, que puede decir muchas cosas con las que no estoy de acuerdo pero que, sin embargo, me divierte decir». Y, entre esas cosas, supongo que estarán las referidas al mundo literario que Ovejero descubre en «La seducción», analizando su funcionamiento en un momento complicado. «Yo siempre he pensado que en el mundo de la poesía los navajazos eran más frecuentes y que eso se debía a que el pastel que se repartía era mucho más pequeño. Dentro de la novela, en los años buenos, de los que ya hace unos cuantos, uno podía ser más generoso... Hoy creo que las navajas también empiezan a afilarse en la novela y el motivo es que las editoriales están en crisis, al igual que la literatura, y ahora es mucho más difícil sobrevivir con la ficción». Irrefutable. Y también puede ser que muchos escritores, posiblemente como el protagonista de «La seducción», pongan como excusa la realidad para escribir su ficción: «Eso es así para muchos, aunque yo nunca he querido que fuese así para mí. Urs Widmer afirmaba que él quería vivir una vida rica y que, si luego escribía, bien, pero que no deseaba sustituir una cosa por la otra. A mí me pasa lo mismo. En primera instancia me interesa vivir y no para contarlo... Si luego puedo contarlo, ya sería mejor que mejor».
- Atractivo y poder
De entre las vividas, hay cosas que se cuentan mejor que otras, aunque a veces con la ficción basta para vengarse. Precisamente la venganza tiene mucho peso en el libro de Ovejero: «Aquí es el motor de los planes de David, el chico que convence a Ariel gracias a esa admiración que el escritor recibe de él. Es una venganza que va en una dirección, pero que luego descubrimos que se está vengando también de otros temas que no sabíamos y que desde luego desconocía Ariel».
Señalo yo lo sencillo que le resulta al seductor engañar al seducido haciéndole sentirse atractivo: «Yo creo que lo interesante de todas las formas de seducción es descubrir qué hace al seducido sentirse atractivo y qué le lleva a dejarse engatusar. En mi opinión, nos miramos con los ojos del otro y vemos esa parte atractiva de nosotros, sea o no ficción. Eso es lo que le ocurre al protagonista con ese joven que le hace sentirse mejor de lo que es: un escritor en crisis que hace cinco años que no publica un libro, que está hundiéndose y que no quiere darse cuenta de ello. La mirada de ese chico, al igual que la posibilidad de que le mire así otro personaje, Alejandra, de 20 años y que podría interesarse por él, le confiere más atractivo, incluso poder. Es lo interesante de la seducción, que funciona porque el seductor utiliza la parte vulnerable del seducido. En el fondo se trata de un juego muy divertido».

Personal e intransferible

Nació en Madrid en 1958. Está casado, no tiene hijos y, pese a ello, «me siento orgulloso de haber sido un buen padre. ¿A qué parece un acertijo?». Se arrepiente de «no haber tomado decisiones en el momento adecuado». Perdona «con relativa facilidad» y olvida, «si no, no es posible perdonar». Le hace reír «yo mismo y cosas que no deberían porque tengo tendencia al humor negro». Y llorar, «después de haber leído tanto y haber visto tanto cine, sigo llorando con determinados libros. También con momentos en los que ves la miseria o la fragilidad humanas». A una isla desierta se llevaría un cuchillo, posibilidades para hacer fuego y una cuerda. Le gusta comer, sobre todo, pescado, y el vino tinto. Dice no tener manías, «pero de eso se dan cuenta los demás». En cuanto a los vicios , «soy fumador y, aunque lo dejé, vuelvo a ese cigarrillo imposible de evitar en algunas situaciones. Y bebedor moderado. Soy poco vicioso. Lo fui más». Sueña con «que me pierdo en situaciones e intento volver a encontrar el camino». De mayor le gustaría ser más paciente y, si volviera a nacer, «he tenido tanta suerte en la vida que me conformo con lo que he hecho y con lo que he tenido hasta hoy».