Crítica de libros

La carretera de los desplazados

La carretera de los desplazados
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Aunque resulte una obviedad decirlo, la escritora mexicana Valeria Luiselli viene marcando, desde hace muy pocos libros, uno de los tantos caminos por los cuales transita (y por los cuales, seguramente, seguirá transitando) la narrativa hispanoamericana actual. Desde su debut en 2010 con «Papeles falsos», una colección de ensayos narrativos sobre los temas más diversos y al que siguió, en 2011, «Los ingrávidos», su primera incursión en la novela, Luiselli (nacida en Ciudad de México en 1983 y residente en Nueva York desde 2008) ha seducido a los lectores y a la crítica por el uso de un lenguaje vivo, fresco, y por una propuesta narrativa novedosa, capaz de iluminar las zonas más imperceptibles de la experiencia humana, tal como lo demostraron sus siguientes libros: la novela «La historia de mis dientes» y, muy especialmente, «Los niños perdidos», un texto impecable y potente en el que Luiselli se acerca al drama de los miles de menores indocumentados que, después de atravesar Centroamérica, cruzan solos la frontera entre los territorios de México y Estados Unidos.

En «Mundo sonoro», su nuevo libro, Luiselli se acerca a ese mismo universo de fronteras y desplazamientos pero lo hace, en este caso, desde la ficción, más allá de que se trata de una novela que, sin ser realista, está anclada en la realidad. Porque Luiselli, a través del viaje en coche que un matrimonio en crisis emprende junto a sus hijos desde Nueva York hasta Arizona, no pretende hacer el retrato fiel de una coyuntura actual, sino que, gracias a las voces desplegadas a lo largo de toda la obra, en especial las voces de esos niños sentados en el asiento trasero, ofrece una mirada distinta, un punto de vista diferente sobre una realidad que, también, a veces, parece estar hecha de ficción.