La complejidad de una buena revisión

–Primero hay que señalar que esto no ha sucedido en España. Al menos, yo no soy consciente de ello. Estos libros pornográficos suelen ser autopublicados. Las plataformas advierten a los usuarios de que existen condiciones y temáticas que no se pueden publicar, pero el contenido de la mayoría de estas obras no se revisa. Por eso se cuelan. Permanecen hasta que un conjunto de ciudadanos lo denuncia. Entonces se procede a su retirada de la venta.

–Cuando una obra proviene de una editorial, no existen problemas, porque ellos te dan los metadatos. La dificultad son los libros autopublicados. Los autores te dan unas pautas, pero dentro pueden meter cualquier cosa. Es muy complicado evitarlo. Si los autores solicitan un corrector de la plataforma y detectas esta clase de textos, lo puedes vetar. Pero si suben directamente el documento...

–Con filtros. Algunos pueden ser sencillos. Se trata de buscar en un título determinadas palabras. Si se repiten en varias ocasiones, saltaría la alarma y se revisaría la obra. Eso sería un medio. El problema es que la autoedición crece y el contenido que está generando provocará complicaciones en el futuro. Hay que remarcar que este libro no es de una editorial y la plataforma tampoco es propietaria de dicho volumen, como sucede si existe un sello detrás. La plataforma es una compañía tecnológica creada para que albergue libros y que circulen. El propietario es el autor.

–No hemos dado con esta clase de contenidos. Sé que ha sucedido en otros mercados. Aquí lo que ha aparecido es que una persona haya plagiado un libro y que diga que es suyo. Al final, la responsabilidad vuelve a recaer en esa persona y que los lectores lo denuncien. Es muy difícil analizar el cien por cien de las obras. Porque, además, en este caso, tienes que revisar un texto y compararlo con todos los demás.

–Es muy rápido una vez que se denuncia. Se saca de la venta inmediatamente. Es automático. Con las obras acusadas de plagio se pone en pausa hasta que se estudia.

–Si está en la «nube», lo podrías quitar, siempre que lo dictamine un juez, para lo cual necesitas una sentencia judicial, y devolverle el dinero al cliente. El problema es si esa persona se lo ha descargado en otro dispositivo. Ahí, ya es de él. Puedes alertar al cliente, pero él hará lo que quiera. Si está encriptado, no podrá difundirlo, pero, en caso de que no lo esté, puede hacer con él lo que quiera.

*Responsable de la plataforma Tagus