La prosa más limpia

No puedo sentirme más feliz. Y no por una razón, sino por varias. El Nobel ha ido a parar a una gran escritora, una mujer mayor y que cultiva un género como el del cuento, del que ha hecho su seña de identidad. En un momento en que no está de moda se llama así la atención sobre un género ruinoso y que no es rentable. El foco, de esta manera, se vuelve a poner sobre él, aunque paradójicamente resulte el mejor género para acercarse a la literatura, el más ambicioso y complicado porque el menor resbalón, por muy pequeño que éste sea, lo convierte en una obra mal escrita.

En el caso de Alice Munro destacaría la limpieza de su prosa y esa dualidad que se observa al mezclar sabiamente lo despiadado del ser humano con una mirada tierna. Al final, para regocijo del lector, siempre existe un guiño que hace que te des cuenta de que la autora quiere al personaje. Para lograr una perfección como la suya la imagino puliendo y repuliendo una y otra vez sus textos; nunca sobra nada en ellos, nada, por otra parte, nada en ellos es gratuito.

En sus cuentos no hay nada que pueda estar fuera de su sitio, lo que da cuenta de la maestría de la autora, pues no existe oficio más complicado. Sus relatos carecen de esquirlas. Yo los recuerdo como un todo, los considero así. Cuando los recuerdo se me mezclan unos con otros. Se los recomendaría, sin ninguna duda, a quien quisiera ser escritor para darse cuenta de que se puede escribir una buena prosa con un ritmo tan perfectamente conseguido que es capaz de emocionar al lector. Lo suyo es la escritura sin artificios, algo que muy pocos autores son capaces de conseguir. La primera vez que tuve en mis manos un libro suyo fue una edición mexicana que leí en la universidad, me lo dejó mi director de tesis. La he releído por puro placer porque es una autora a la que se vuelve siempre y que hoy recomiendo a todo aquel que desee descubrir la buena literatura. Munro es asequible tanto para el joven como para el adulto; atrapa al que se enfrenta al libro por vez primera y a aquel curtido en las batallas de la lectura. Hoy hemos ganado todos.

Marta RIVERA DE LA CRUZ

Escritora