Los diálogos posibles de Chejfec

No es necesario recurrir a las tramas, los argumentos o las sinopsis para referirse a la obra de Sergio Chefjec, que desde que empezó a publicar a comienzos de los años noventa no ha escrito un libro igual al otro. Ni uno. Entre otras razones porque los planteos narrativos de cada una de sus breves novelas nada tiene que ver con lo que el mercado editorial exige: una historia lineal, con personajes creíbles y destinada a lectores que busquen aprender y entretenerse.

Seguramente esos lectores se sentirán decepcionados si pretenden encontrar en «La experiencia dramática» una historia sencilla y fácil de leer. Los paseos de Rose y de Félix por una ciudad anónima, las conversaciones mantenidas entre ellos y en un tiempo que se superpone en capas de detalles les resultarán, cuando menos, anodinas. No tendrán interés en saber, tampoco, cómo concluye la peripecia de estos dos personajes que se internan en un mundo que sucede entre el azar y lo previsto, y siempre sujeto a los dictados del lenguaje. Es que Chejfec, como Sebald, como Robert Walser, como Xavier de Maistre es uno de esos escritores que no construyen a partir de una trama planificada, sino que ejecutan sus novelas a la par que su escritura. El resultado es un trazo que inaugura un mundo único y constante. En ese mundo, los personajes son parte de una experiencia, la propia vida, en la que rápidamente se asumen como actores de un drama que, quizá, no los representa.