Lo que Frank Sinatra escondió en España
El periodista Paco Reyero cuenta las visitas del mito en un volumen que presentó ayer en Madrid
Entre todo el producto americano que comenzó a llegar a España en los años 50 se encontraba un hombre en depresión, Frank Sinatra, que había cosechado algunos fracasos cinematográficos y tenía a la prensa más preocupada por su vida personal que por su música. Sinatra estaba recién divorciado de su primera esposa y enamorado de Ava Gardner, y precisamente siguiendo su rastro aterrizó en la Península. La actriz rodaba en Tossa de Mar la película «Pandora y el holandés errante», estrenada en 1951, y su bello rostro fue la razón de que Sinatra emprendiera un idilio con nuestro país que durará hasta 1964.
Aprovechando el centenario del nacimiento del cantante, que se cumple el día 12 de este mes, el delegado de LA RAZÓN en Andalucía, Paco Reyero, ha realizado una profunda crónica de aquellas visitas en el libro «Sinatra. Nunca volveré a ese maldito país» (Fundación Lara).
Una «encerrona»
El periodista de Onda Cero Carlos Alsina dijo del autor que «está lleno de ocurrencias» y que «siempre se le viene a la cabeza una película para hablar de otra situación». Las preguntas a Reyero fueron suyas: Si es fan de Sinatra, si Ava Gardner toreaba al cantabnte o cómo fue el proceso para adentrarse en la historia del protagonista del libro. Y el autor comenzó a responder: «Sin ser una leyenda de mis años de adolescencia, Sinatra ha pervivido de una manera muy mítica». La investigación comienza por su expulsión del país, hecho que calificó de «encerrona», en la que, según explicó, «el diario ‘‘Pueblo’’ estaba detrás de ella». «Había un periodista que hizo que una cubana muy sexy se le insinuara y Sinatra terminó tirándole una copa. Al final fue juzgado por el Gobernador Civil por desacato», explicó Reyero. La relación de Sinatra con el régimen franquista era desastrosa. Sin embargo, Reyero afirmó que la figura del cantante le sirvió al régimen «para contar la transformación de España».
El cine juega un papel relevante en el idilio de Sinatra con nuestro país. Como comentó el autor, «las estrellas llegaron a España porque el régimen franquista tenía interés en ello», tanto por motivos económicos como para promocionar la imagen de aperturismo del estado en el extranjero. Así fue como comenzó a conquistarnos la industria americana. Entre los rostros más conocidos estaba, claro, Ava Gardner, quien, como dice Reyero, «paradójicamente encontró la libertad aquí», en un estado dictatorial, y no sólo eso: también halló a Mario Cabré y posteriormente al torero Luis Miguel Dominguín, con quienes mantuvo sendos romances. Aunque la prensa del momento escondiera que Gardner era el motivo por el que el cantante se encontraba en España, la verdad es que Sinatra la vino persiguiendo y meses más tarde se casaría con ella. Pero el cantante no sólo vino a ver cómo rodaba Gardner sino que también él grabó largometrajes en España. El primero fue «Orgullo y pasión» de Stamnley Kramer, el cual, asegura el escritor, «tenía un título sugerido por el gobierno, y cuando Sinatra llegó a rodar, planteó exigencias de estrella».