Que hablen las estrellas

Los seres humanos siempre hemos mirado al cielo estrellado en busca de respuestas. De esa larga contemplación interrogante, sin duda, surgieron los mitos, acaso las religiones y, si la hipótesis de este fascinante libro se confirmara, también los fundamentos de la ciencia y de toda epistemología, desde los dogones y los babilonios hasta Platón, Kepler o Newton. En efecto, «El molino de Hamlet», publicado por primera vez en 1969, propone una nueva mirada en la historia de la ciencia a partir de la mitología comparada aprovechando los campos interconectados de la antropología, la filología y la historia. El célebre historiador de la ciencia italo-americano Giorgio de Santillana y su colega Hertha von Dechend elaboran la tesis de que el pensamiento mítico de los pueblos antiguos se basa en la transmisión de conocimientos derivados de la observación astronómica.

Al hilo del tema de un Hamlet (Amleth o Amlodhi) primigenio, en cuyo molino cosmológico se encontraba el punto de encuentro entre cielo y tierra, los autores evidencian la clave secreta de muchas mitologías sobre la idea de tiempo cíclico en unos conocimientos que, a la postre, la ciencia demostraría en su mayor parte. Es inexplicable que el «establishment» académico se empeñara en silenciar este libro mostrando un obvio desagrado por sus tesis, como lo es que hayan hecho falta más de 40 años para ver al fin su traducción española. En fin, este libro encarna una empresa única, una arqueología cultural de la humanidad de pitagórica y barroquizante erudición que aún hoy nos sorprende y nos fascina.