Cultura

Murcia

Querida Zambrano, querido Gaya

Querida Zambrano, querido Gaya
Querida Zambrano, querido Gayalarazon

Hay amistades que se mantienen fuertes pese a la distancia, pese a que en tiempos de dictadura y exilio se hace difícil el reencuentro y la colaboración. Eso es lo que se puede constatar al leer las cartas que acaba de publicar Pre-Textos bajo el título «Y así nos entendimos», las misivas cruzadas entre 1949 y 1990 por dos de las más singulares voces de la cultura española del siglo pasado: el pintor Ramón Gaya y la filósofa María Zambrano. Ambos nos dibujan un retrato sin concesiones de un tiempo en el que también encontramos intervenciones epistolares de amigos comunes como Guillén, Serrano Plaja, Bergamín y Gil-Albert. En la primera misiva conservada, escrita por Zambrano en junio de 1949, ya vemos cuál es el tono de confianza y de pura amistad cuando la intelectual apunta que «muchas veces he estado por escribirte. Te hubiera dicho siempre la misma cosa, la única cosa que en el fondo te he dicho desde que nos conocemos, reafirmada cuando nos vimos en México. Pero, ¿cuándo sales? ¿Cuándo te vas a... no sé dónde, quizá a España? Quizá es pronto todavía y quizá un poco tarde, como sucede siempre que es pronto».

Los dos amigos se encuentran y buscan en el destierro, ya sea en México o en Roma, donde, como le dijo Zambrano a Gaya: «Esto, Ramón, se parece a la vida». Ella es, como dice el pintor, la «fratella» a la que Gaya, por ejemplo, desde Venecia le apunta en una postal de 1958 que «cuando llego aquí ya no sé despegarme. No es ya belleza, indiscutible, de la ciudad lo que me embruja, sino el ritmo de la vida, el compás que tiene aquí, todavía, la vida». Ambos se mantienen fieles hasta el final. Cuando en 1990 el artista inaugure el museo que lleva su nombre en Murcia, su amiga le dirá: «Me alegro de veras porque aparezcas en tu tierra, en la finura del mundo; como te dije una vez hace siglos; Murcia es lo más fino que he visto. Y así nos entendimos».