¿Quién anda ahí?

Esta novela de corto aliento parece mojada en la vibrante tinta cortazariana.... Todo comienza con pequeñas desapariciones de comida, descenso en el nivel de las botellas, objetos que cambian de lugar... Insólito, porque Shimura-san, cincuentón y meteorólogo de profesión, vive solo en una silenciosa casa en Nagasaki. Ante tales acontecimientos decide instalar una cámara de vigilancia para así salir de dudas. Lo ve. Pero prefiere esperar a estar seguro: ¿es una alucinación, un fantasma, una amante vengativa? Se trata de una mujer de su edad que habita en su casa desde hace tiempo, confinada en una alacena. La literatura es, en no pocas ocasiones, parte de una noticia. De esta crónica se ocuparon los periódicos japoneses en 2008 y Faye decidió amasar la historia para reconstruirla y desviar el orden de las cosas. El resultado es una turbadora reflexión sobre la alienación y la futilidad de la vida que deja al lector la pesada carga de cuestionar su relación con el mundo.

Faye tiene un talento poco común para sugerir, escribir magníficamente lo no escrito y dar forma a una fábula de toma de conciencia forzosa sobre temas universales como la soledad, el malestar existencial, la clase social o la corresponsabilidad de la exclusión. El momento que más breve se hace es cuando entra en escena «La intrusa» y conocemos sus razones.... Relato sutil, aunque con una objeción: un punto final demasiado abrupto que no beneficia a esta buena historia.