Un asesinato «al dente»
Para recrear una época no es suficiente las descripciones históricas y la retórica de la literatura de entonces sino una captación acertada del aroma, de su espíritu. Marco Malvaldi lo hace con ironía y descaro, describiendo el fin de siglo y la decadencia de la familia aristocrática de Romualdo Bonaiuti con los recursos literarios de la viejas novelas policíacas, con un regusto a literatura pasada de moda pero a la que el juego sarcástico con el idioma le confiere nueva vida. Aquí reside el ingenio de Marco Malvaldi, famoso por su serie del Bar Lume, protagonizada por tres abuelitos jubilados y un detective que investigan los crímenes mientras juegan a la brisca. De los títulos publicados en Italia, «La brisca de cinco» y «El juego de las tres cartas» ya han sido traducidas y pronto lo será «El rey de los juegos».
En «El caso del mayordomo asesinado» se combinan los elementos clásicos de la novela «¿quién es el asesino?», típica de Agatha Christie y del maestro de la novela policiaca moderna: Conan Doyle y su genial Holmes. Al igual que ellos, utiliza los recursos estrafalarios que hicieron famosas estas novelas, en las que el asesino era el mayordomo y el detective un ser extraño dotado de unas cualidades deductivas extraordinarias. Malvaldi toma como detective al gastrónomo más famoso de la Italia unificada, Artusi, autor de la primera guía culinaria e inventor de la tradición gastronómica italiana. Su olfato y pasión por la comida le ayudarán a resolver un caso cuya esencia no es tanto lo intrincado de la trama como la recreación de una época y un género a través de sus rasgos de estilo.
Genial burla
La genial burla está servida. Una galería de seres retratados con la peor de las luces y tomados como motivo de elegante escarnio componen el mallazo donde teje la intriga detectivesca, sostenida con la solemnidad decimonónica y la ironía de un estilo rimbombante que el lector reconoce en cada giro estilístico. La extravagante familia del barón de Roccapendente, dos solteronas, una baronesa paralítica, dos hijos borderline, un fotógrafo y el famosos gastrónomo Artusi componen el variopinto animalario con el que su autor se entretiene componiendo cada personalidad con la finura que un pastiche bien cocinado requiere.
La trama es el clásico de la «habitación cerrada»: alguien es asesinado en una habitación cerrada por dentro y el castillo es un «huis clos» en donde el detective improvisado y el comisario pueblerino investigan un crimen tan sencillo que no requiere alardes criminológicos sino un depurado estilo literario para transportar al lector al centro mismo de la madalena proustiana de una época solamente representable a través de los estereotipos y un desbordante estilo literario.