El bálsamo está en «Lo cotidiano»
El escritor Luis Bellot publica un segundo libro pasando de la novela a unos relatos que nacieron de una «newsletter»


Creada:
Última actualización:
La belleza de lo cotidiano se convierte, gracias al tiempo, en los matices de los recuerdos. La memoria nos traslada a esos detalles que alguna vez marcaron nuestro día, hasta el punto de no borrarlos con el olvido e incluso de salpimentarlos con el poder de la imaginación. Esa suerte de evocaciones ficcionadas es la que el joven escritor Luis Bellot ha venido confeccionando durante los últimos meses a través de una «newsletter». Cada jueves a las diez en punto de la mañana, a modo de bálsamo entre el ajetreo de la semana, su público recibía a en la bandeja de entrada del e-mail un relato. Partiendo en cada entrega de una temática diferente, el autor granadino evocaba su pasado reciente o lejano y confeccionaba unas historias que se leían con complicidad, con ligereza. Ahora Bellot, quien tiende más hacia la belleza de la tradición que a la innovación de la pantalla, cambia la tecnología por el papel y publica «Lo cotidiano. Diarios fragmentados» (Loto Azul). En estas páginas, ha reunido dichos relatos para terminar publicando un auténtico viaje por los rincones de la memoria, con sus matices realistas y sus toques imaginativos.
Incertidumbre y nostalgia
El libro se divide en dos partes: «Ficciones realistas» y «realidades ficticias». Una estructura que permitirá, tanto al público de la «newsletter» como al nuevo que se acerque a sus historias, descubrir el hilo conductor de la narrativa de Bellot: las posibilidades creativas que ofrecen tanto el pasado y como el futuro. En su primera publicación, la novela «Ambición», el autor miraba hacia adelante. Una historia cuyo protagonista deambula a través de los retos propios, de sus sueños, a partir de sus decisiones y errores. Pero con «Lo cotidiano» Bellot se ha dado media vuelta, y ha mirado hacia atrás. Ambas experiencias como escritor, asegura, «son formas de martirizarme. Una, por la incertidumbre y, otra, por la nostalgia de no poder volver al pasado. Es curioso, porque una de mis máximas en la vida es no sobrepasar el presente». No por ello ha disfrutado menos de estos relatos pues, explica, «ha sido una prueba de memoria, con la que he añadido ficción a mi vida».

Bellot es nutricionista y, si bien asegura que esta profesión combina a la perfección con la literatura –«en consulta a muchos pacientes les pido que trabajen en un diario, en la escritura», explica–, sí confiesa que la narrativa es su bálsamo, su salvavidas. Con ella recupera a su infancia, se divierte con sus amigos y regresa a los lugares donde su imaginación se siente más cómoda. En el caso de su libro de relatos, esos lugares son tres: «Madrid, donde vivo, Granada y Elda». De la primera ciudad, continúa Bellot, «salen los relatos más cómicos, porque para sobrevivir en Madrid tienes que tener esa pizca de ironía». En cuanto a las otros dos escenarios, «son mis dos raíces, y por tanto la escritura más difícil de hacer, porque es donde más emociones florecen».
Con sus relatos, por tanto, ha visto resurgir lo que tantos jóvenes sienten cada día, y más aún al vivir lejos de sus lugares de origen: «Siempre me he considerado ‘‘desarraigado’’, y la escritura es una terapia que me hace reencontrarme. Muchos de mis textos acaban siempre en el concepto de volver, del regreso, del reencuentro, que por otro lado casa muy bien con el de la memoria. Como digo en el libro, hay una frase que me gusta especialmente, y es que, al fin y al cabo, recordar es volver al corazón». Preservar el pasado es, por tanto, tal y como escribe Bellot al introducir estos relatos, «tan necesario como la armonización del mismo». Y qué mejor forma de hacerlo que a través de la belleza de la lectura o la escritura cotidiana.