Virginia Woolf, para nosotras
En «El estrecho puente del arte. Ensayos literarios» (Páginas de Espuma), y con la traducción de Rafael Accorinti, se publican por primera vez en castellano las célebres lecciones de la autora a propósito del arte de la ficción y de la biografía.
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Escribía Virginia Woolf que «desde que Jane Austen se hizo conocida, [la crítica] no ha parado de mascullar necedades a coro (...). Es sumamente frustrante no escuchar a Jane Austen tomar la palabra con su propia voz cuando debate sobre si se comportaba como una dama, si era sincera, si sabía leer o si tenía experiencia cazando zorros. De Jane Austen hemos de recordar que escribió novelas. Valdría la pena que sus críticos literarios las leyeran alguna vez». Así era Woolf. Feminista, reivindicativa, irónica, cultivada, compañera, metafórica, terrenal. A través de estas palabras sobre Austen, recalcaba hasta qué punto el talento literario femenino se ha minusvalorado a lo largo de la historia, con el objetivo de provocar un cambio de rumbo, de perspectiva. Woolf escribía por sus antecesoras, y lo hacía para nosotras. Para contribuir en el desarrollo hacia una sociedad más justa, en la que una escritora fuese conocida por su palabra, y no tanto por su compostura.
Woolf «es una autora que siempre está mojándose, expresando su opinión, que puede que sea errónea 80 años después o no, pero de la que ella está orgullosa, y reivindica que tan solo expresa su criterio», explica el traductor Rafael Accorinti. Nacido en Argentina y afincado en España desde pequeño, ha sido el encargado de llevar a cabo, de la mano de Páginas de Espuma, una labor tan ambiciosa, atractiva y compleja como es la de traducir a Woolf. El resultado es «El estrecho puente del arte. Ensayos literarios», un volumen que, por primera vez en castellano, reúne las célebres lecciones de la autora a propósito del arte de la ficción y de la biografía. En este conjunto de ensayos, se deduce el discurso de Woolf con respecto al camino propio que es la literatura, y lo hace a través de la metáfora de «El estrecho puente del arte»: reflexiona sobre la travesía que debe hacer quien escribe mientras decide qué llevarse de sus antecesores y qué ofrecer a sus contemporáneos. A partir de ahí, Woolf «divide en dos aspectos su teoría, que son el arte de la ficción y el de la biografía», apunta Accorinti.
De estos ensayos, algunos eran inéditos en español, como es el caso de «Mujeres y ficción». Se trata de un discurso que Woolf pronunció en el centro universitario femenino de la Universidad de Cambridge, y en el que la autora reflejó su gusto «por animar a las mujeres a que empezaran a desarrollarse en las artes verbales y visuales, así como en otros gremios», apunta el traductor. Este discurso le emocionó tanto que, más tarde, «resultaría el germen de su más conocido ensayo: ‘‘Un cuarto propio’’», continúa Accorinti, «es algo muy curioso que aún no se haya traducido al español, porque si nos fijamos los primeros párrafos son muy parecidos a cómo empieza ese libro». Con esto, Woolf escribía, sobre todo, para dar aliento a las mujeres de su época y, a la larga, nosotras seguimos acudiendo a ella. Por ello, el traductor explica que, en su trabajo, decidió utilizar el genérico femenino («nosotras»), «porque pensé en para quién iban dirigidos estos ensayos». Algo que no se ha dado, hasta ahora, en la obra traducida al castellano de Woolf, y que nos hacen conectar aún más con su pensamiento.