Historia

Barcelona

«Los políticos catalanes son inferiores al pueblo»

«Los políticos catalanes son inferiores al pueblo»
«Los políticos catalanes son inferiores al pueblo»larazon

El 25 de febrero de 1936, en la página 23 del diario «La Vanguardia» aparecía un curioso anuncio escondido entre las novedades editoriales y las de la cartelera barcelonesa. Bajo el llamativo titular «¿Qué pasa en Cataluña? ¿Qué va a pasar en Cataluña?», se informaba de que el periódico madrileño «Ahora» había enviado a Barcelona a su subdirector, Manuel Chaves Nogales, quien trataba de realizar «una exposición serena y lo más vasta y detallada posible del panorama catalán de esta hora. Va a preguntar a los hombres de Cataluña, a los de derecha y a los de izquierda, a los de acendrado españolismo y a los separatistas irreductibles, qué es lo que quieren, qué es lo que piensan hacer, a dónde va Cataluña». No era un momento fácil para la vida política catalana: acababa de ganar las elecciones el Frente Popular y al frente de la presidencia de la Generalitat estaba Lluís Companys, que acababa de abandonar la cárcel, condenado por los llamados «hechos de octubre», sucedidos en 1934. Probablemente sea el andaluz Chaves Nogales el mejor periodista español del siglo pasado. Cronista ligado al tiempo que le tocó vivir, padeció en primera persona algunos de los conflictos que definieron la historia de la primera mitad del XX, tanto la que vivió España a partir de 1936 como la Segunda Guerra Mundial, pasando por sus experiencias en Marruecos. Sus reportajes sobre la situación catalana han sido recogidos en un libro publicado ahora por Almuzara titulado «¿Qué pasa en Cataluña?», de una rabiosa actualidad y cuyas lúcidas palabras, las de un hombre de pensamiento republicano y liberal, hoy nos sirven para poder entender muchas cosas. Inquieto y curioso por su época y por los cambios que estaba viviendo España, por aquel entonces a las puertas de la guerra, se recorrió buena parte de la geografía buscando respuesta a las preguntas que se hacían los lectores de «Ahora», el diario republicano del que era redactor jefe. En declaraciones a LA RAZÓN, David González Romero, editor de Almuzara, explicó ayer que los textos «funcionan todavía hoy muy bien. Él creía que no pasaría nada en Cataluña, que simplemente se estaba usando un arma negociadora con Madrid. Ve que en todo esto existe una dinámica de tira y afloja». En este sentido, González Romero destacó que el periodista en sus ocho reportajes entrevista a todos aquellos líderes que sabe que pueden iluminarle sobre la situación catalana, «pero también baja a la calle y visita los pueblos». Es allí donde descubre que no siempre van de la mano las pretensiones políticas con las del pueblo.

Legisladores como patatas

La visión de la política catalana es pesimista. Por ejemplo, el 8 de marzo de 1936 publica que «los parlamentarios catalanes son malos, notoriamente inferiores a su edificio, porque un buen parlamentario no se improvisa ni se construye tan fácilmente como un Parlamento. No quiere esto decir que Cataluña sea incapaz de dar buenos legisladores. Es que por muy feraz que sea la tierra catalana no puede dar legisladores como si fuesen patatas, y con la instauración del régimen autonómico Cataluña se ha encontrado ante la necesidad de disponer de dos o tres stocks de legisladores». Tampoco sale muy optimista tras su entrevista con Lluís Companys, el segundo presidente de la Generalitat con el que habla a lo largo de su carrera. En diciembre de 1931, Chaves Nogales había tenido la oportunidad de dialogar con Francesc Macià, el histórico dirigente catalanista al frente del Govern. Haciendo balance, el reportero llega a la conclusión en sus crónica de que ambos líderes son «un puro símbolo. Reconozcamos que Cataluña tiene esta virtud imponderable: la de convertir a sus revolucionarios en puros símbolos, ya que no puede hacer de ellos perfectos estadistas. Lo uno vale lo otro», escribe. También cuestiona la política de Esquerra, el partido de Macià y Companys, recordando que «en Cataluña hay, por encima de todo, un hondo sentido conservador que se impondrá fatalmente. Yo no sé si los hombres de la Esquerra, profesionales casi de la revolución, se resignarán a aceptarlo. Si no lo hacen, peor para ellos».

Además de las clases populares, el periodista se reúne para sus reportajes con despachos de los líderes, donde cree que puede estar la clave del soberanismo. Ellos son Carles Pi i Sunyer y Joan Moles, alcalde y gobernador de Barcelona, respectivamente; el político y escritor Nicolau d'Olwer; el abogador liberal Amadeu Hurtado; el político y periodista, Lluís Duran; el marxista Rafael Vidiella; y el dirigente sindicalista, Ángel Pestaña. Todo ello le ayuda a reconstruir el rompecabezas catalán. Tras estudiarlos con detalle, Chaves Nogales concluye que «el mayor obstáculo con que el pueblo catalán ha tropezado en el resto de España ha sido la incapacidad de los hombres representativos de Cataluña para expresar con claridad sus sentimientos, sus ideas y para convencer a los demás de que tenían razón en sus demandas». ¿No hay un enorme paralelismo con el momento presente?

«Si se lee este libro con la perspectiva actual hay multitud de páginas que nos indican que Chaves Nogales no estaba equivocado. Sus reflexiones nos conducen a nuestros días como si estuviéramos ante el espejo del tiempo», asegura González Romero.