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Manuel Pimentel: «La vida con los libros me llena más que la política»

El exministro pasa sus días entre ejemplares y es el alma del sello Almuzara. En otoño publicará «Dolmen», una novela de intriga arqueológica.

Manuel Pimentel: «La vida con los libros me llena más que la política»
Manuel Pimentel: «La vida con los libros me llena más que la política»larazon

El exministro pasa sus días entre ejemplares y es el alma del sello Almuzara. En otoño publicará «Dolmen», una novela de intriga arqueológica.

Fue titular de Trabajo con Aznar. Discrepó y dimitió; el único ministro del PP que lo ha hecho. A día de hoy, no somete el pasado a análisis ni es árbitro moral de nadie. De verbo exuberante, Pimentel despliega el discurso de un hombre feliz con lo que hace: mediador, presentador de «Arqueomanía», pero, sobre todo, escritor y editor en cuerpo y alma del sello Almuzara, la niña de sus ojos que ha alumbrado no pocos éxitos literarios.

–Le hago la pregunta incómoda y nos la quitamos de encima: ¿Niega tener nada que ver con la trama que investiga la UDEF?

–Jamás he tenido vinculación alguna con esa trama ni he cobrado comisión ilícita alguna.

–¿España está en peligro especial o es una guerra de los yihadistas contra el mundo, de forma global?

–Corremos riesgo local e individual, pero no global. Cualquier punto del mundo, tanto en los países árabes como en los occidentales, puede ser objeto del ataque de alguno de estos fanáticos. Occidente no corre peligro, no podrán vencer nuestros principios y valores con sangre y terror. Los derrotaremos ideológicamente y en seguridad, también. Y los musulmanes deben tomar mayor protagonismo en la lucha contra este terror desalmado.

–En el pasado, dice haber vivido el estrés de la gestión pero no el de la crispación, ¿cómo ve las condiciones políticas actuales?

–España es una nación con una gran energía interior. Energía que en determinados periodos históricos sirve para construir y en otros para autodestruir. Ahora estamos más cerca de lo segundo que de lo primero, lo que sube necesariamente la tensión y la crispación. Ya no se trata de vencer en un debate intelectual, se trata de meter al oponente en la cárcel.

–¿Imagina sus días de ministro en un parlamento tan poblado como el de hoy?

–Para mí la política fue algo bonito mientras duró. Guardo un buen recuerdo de ella, aunque no regresaría a parlamento alguno.

–Cuando dejó el ministerio inició una carrera como escritor y editor, ¿cuál es la línea editorial de Almuzara?

–Almuzara no tiene otra línea editorial más que la de la libertad de expresión y de pensamiento, con cierto gusto, eso sí, por los heterodoxos y perseguidos.

–¿Qué novedades potentes lanza su sello para este curso que arranca cargado?

–Vamos a continuar con nuestra colección de historia, como el libro de «Historia de Roma» o de «Historia de la Segunda Guerra Mundial». En Berenice haremos una edición de «El Principito», reivindicándolo como lectura sapiencial para adultos. En Guadalmazán, nuestro sello de divulgación científica, «Fantasmas del cerebro», de J.R. Alonso, una autoridad en neurociencia. En Arcopress, publicaremos «Fisión del yo», un libro de reflexión poética del youtuber Lytos. Por último, en Toromítico, editaremos «Rilla, la de Ingleside», la última entrega de la saga de Ana de las Tejas Verdes.

–Empezó a escribir por las noches en el ministerio. ¿Cómo era ese momento de entregarse al folio?

–La literatura llama a las puertas de quien quiere, cuando quiere. Muy pronto, a algunas personas, más tarde a otras. Yo sentí la necesidad de escribir cuando era ministro. Cogí en esos momentos la pluma y no la he soltado desde entonces.

–¿Grabará más capítulos de «Arqueomanía»?

–Ahora estamos grabando la quinta entrega: el espectacular yacimiento tartésico de Turuñuelo de Guareña, en Badajoz.

–Una duda: ¿Le costó rodar el anuncio de Ikea? Creo que es usted muy tímido...

–Dudé mucho si aceptar o no la propuesta. Finalmente lo hice porque consideré que era una manera simpática de popularizar la mediación.

–Es poco «audiovisual» pero «Matar a un ruiseñor» marcó un antes y un después, ¿explíqueme qué pasó?

–Es una película excelente, que nos sitúa ante el conflicto de los valores y el riesgo de incomprensión. Es un dilema clásico que, desgraciadamente, convive con nosotros en la actualidad.

–El libro que le marcó es «El Aleph». Todos tenemos un motivo por el que nos fascina, ¿cuál es el suyo?

–Percibí un mundo hermoso y transparente, al tiempo lejano y cercano, que me atrapaba. Era la literatura que se me mostraba en su esplendor. Hasta aquel entonces yo había leído libros juveniles de aventuras. Después del «El Aleph» comprendí que la aventura más arriesgada era adentrarse por las sendas de la literatura, sonriente en ocasiones, esquiva y huraña en otras.

–Me han soplado que está escribiendo una nueva novela. ¿Me da un titular?

–En otoño sacaré una obra de intriga arqueológica. Se llamará «Dolmen» y tendrá a los grandes megalitos españoles como telón de fondo. Por alguna razón, dimos la espalda a nuestros dólmenes y ellos llaman a nuestras puertas.

–Viviendo en Córdoba, ¿se tomará algún vino con Anguita?

–Tengo gran cariño y afecto por Julio, hemos coincidido en numerosos viajes. He compartido más con él en el AVE que en las tabernas, signo de los tiempos que nos han tocado vivir.

–Lo que pocos sabrán es que le fascinan temas paranormales como las Caras de Bélmez o el Santón de Baza.

–El misterio empieza donde la luz de la razón no llega. Que existan espacios de penumbras y tinieblas es todo un reto para nuestro conocimiento y ciencia.

–Para terminar, resuélvame una duda, ¿de verdad cree que no tiene talento para la política?

–Me falta el para qué, la motivación personal para una actividad tan necesaria como dura y exigente. La vida como editor me llena más que la posible actividad política.