Mario Garcés: «Quienes viven de la podredumbre ideológica adulteran el pasado»
En «Historias de España que nadie te había contado» (Almuzara) propone una manera diferente de ahondar en nuestro bagaje común a través de 21 casos históricos
En «Historias de España que nadie te había contado» (Almuzara) propone una manera diferente de ahondar en nuestro bagaje común a través de 21 casos históricos.
La política debería maridar con la historia, que nunca tendría que usarse como coartada para enfrentarnos. Pero una se apropia de la otra, hasta el punto de adulterarla. Al menos, en opinión de Mario Garcés, quien en su último libro, «Historias de España que nadie te había contado» (Almuzara), propone una manera diferente de ahondar en nuestro pasado. Son 21 episodios que van desde la locura de Juana la Loca hasta el sexo de Fernando VII, pasando por las últimas horas de vida de García Lorca o el circo en el franquismo con Carmen Polo. Se trata de un libro de historia e intrahistorias, en el que desmonta los timos que hay detrás de muchos mitos. El autor suma a su intensa carrera política, como secretario de Programas del PP, una actividad literaria que usa como medicina y desahogo. Ha ostentado, entre otros cargos, el de secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad. Y asegura que algunos políticos desconocen la historia de España.
–¿Cuál es la principal historia de España que nadie nos ha contado?
–Hay muchas historias desconocidas de personajes ignorados por el oficialismo que han hecho de éste un país fuerte. Detrás de muchos mitos históricos hay muchos timos.
–¿A qué se debe ese desconocimiento?
–A la tendencia a omitir los valores de continuidad de nuestro pasado histórico porque no ha interesado y porque algunas personas se han aprovechado del poder constituido para adulterar la verdad histórica. Conocer la historia es conocer nuestra realidad, nuestro país, nuestro patrimonio y conocernos a nosotros mismos.
–¿Existe una manera diferente de acercarnos a la historia?
–Yo lo intento hacer en este libro, estimulando el conocimiento de determinadas crónicas de amor, sexo, conquista... Los episodios no son verdad ni mentira, sino una especie de híbrido narrativo donde se quiere descubrir la intimidad de esa historia.
–¿Qué cree usted que piensan los españoles de la historia de España?
–Los hay que consideran que forma parte de nuestro sustento y del avance de nuestra formación como nación, pero también hay quienes opinan que se trata de una especie de sustancia de la que desprenderse. Algunos partidos políticos y ciertos formadores de opinión justifican su discurso ilógico actual sobre la base de la adulteración de la historia. La historia es la que fue. Se puede narrar de manera emocional, episódica... pero no se puede usar como una coartada constante para enfrentarnos.
–Habla de adulterar...
–Sí. Estamos adulterando la historia de España. Quizás los que viven de la podredumbre ideológica se dedican a adulterar el pasado como vía de supervivencia.
–¿Y qué pensarían si la conocieran más y mejor?
–Que formamos parte de un patrimonio unitario, dentro de la diversidad; que fuimos imperio y dejamos de serlo; y que siempre hemos superado los episodios de pesimismo sociológico y antropológico estando juntos. Tenemos un yo colectivo general, del que no podemos prescindir y que es la esencia de nuestro propio futuro.
–¿En qué época le hubiera gustado vivir?
–En la actual.
–Es usted político, jurista, escritor, actor... ¿de dónde saca el tiempo?
–Las 24 horas me dan mucho de sí. Duermo muy poco y escribo por la noche. Me encanta, es un desahogo emocional e intelectual que empecé a practicar cuando comencé a desarrollar mi actividad política.
–¿Qué tal se llevan la política y la historia?
–Debería ser un maridaje constante. Aunque, desgraciadamente, a veces la política utiliza a la historia de manera equivocada. Si los políticos supieran más de Historia, seríamos más respetuosos y tolerantes. Los políticos desconocen la historia de España, o sólo la conocen de manera limitada. Se mueven por prejuicios y mitos, la utilizan por conveniencia.
–Como secretario de Programas del PP, ¿debe rearmarse el partido ideológicamente?
–Estamos rearmados. El «efecto Casado» se está notando, recobrando la ilusión y la esperanza. Tenemos que mantener el ritmo, pero ésta es una carrera a largo plazo.
–¿Usted por qué escribe, además de para desahogarse?
–La política desgasta mucho y yo uso la literatura como medicina. Para mí es una especie de contrapunto con el que desahogo. Debería haber más políticos que escribieran. Vivimos momentos en los que se canibaliza el conocimiento y donde aparentemente todo viene dado. Haríamos bien en leer más, en conocernos mejor a nosotros mismos y en desarrollar un espíritu autocrítico.
–De todas las historias de la Historia, la más triste sin duda es la de España, porque termina mal, dijo Jaime Gil de Biedma. ¿Está de acuerdo?
–En España tendemos a caer en un pesimismo antropológico exacerbado y a negarnos a nosotros mismos. Tenemos que superar ese instinto de autodestrucción. No podemos aceptar esos discursos narcisistas que consideran que todo está mal.