A martillazos contra la Venus de Velázquez
No es la primera vez que esta obra del pintor sevillano sufre un ataque
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La obra maestra del pintor barroco Diego Velázquez, La Venus del espejo, vuelve a ser símbolo de protesta. O más bien víctima, según se mire. Dos jóvenes, miembros del movimiento ecologista Just Stop Oil, una organización que se opone al uso de combustibles fósiles, rompieron ayer a martillazos el cristal que protege el cuadro expuesto en la National Gallery. La pintura, realizada en torno al año 1650 y considerado el único desnudo que queda del artista barroco español, ya sufrió otro ataque en 1914, cuando fue golpeado con un hacha por la sufragista canadiense Mary Richardson, que protestaba por el encarcelamiento de otra feminista en el Reino Unido.
“Las mujeres no obtuvieron el derecho al voto a través de las urnas. Ahora es el momento de pasar de las palabras a los hechos”, gritó ayer uno de los miembros de Just Stop Oil. “La política nos está fallando. Le falló a las mujeres en 1914 y nos está fallando ahora. El nuevo petróleo y gas matará a millones de personas. Si amamos el arte, si amamos la vida, si amamos a nuestras familias, debemos simplemente detener el petróleo”, añadió. Los dos jóvenes fueron identificados como Hanan, de 22 años, y Harrison, de 20.
Velázquez representó la figura mitológica con absoluto realismo, de ahí que se la confunda con una mujer cualquiera tumbada; lo mismo ocurre con su Mercurio y Argos o su Vulcano, enérgicamente humanos. El rostro del espejo se ve borroso. Hay quien cree que debería haber reflejado la belleza de la mujer, pero el sevillano no buscó crear el prototipo de las Venus venecianas idealizadas, sino a una mujer normal echada, mostrando con claridad su cuerpo y la cabeza desde atrás. Según los expertos, pictóricamente esa cara desvanecida es insuperable. “La pintura fue retirada para que pueda ser examinada por los conservadores”, señaló ayer la National Gallery. El episodio tuvo lugar después de que los medios filtraran los planes que el Gobierno conservador de Rishi Sunak tiene previsto anunciar este martes para conceder nuevas licencias de exploración y perforación de hidrocarburos en el mar del Norte, una polémica medida criticada por varias ONGs al considerar que no se cumplirán las promesas para emisiones cero para 2050.
El año pasado, otros activistas de Just Stop Oil arrojaron sopa de tomate sobre los Girasoles de Van Gogh en el mismo museo, una acción que no produjo daños en la obra, que también estaba recubierta con un vidrio de seguridad. “¿Qué vale más: el arte o la vida? ¿Vale más que la comida? ¿Vale más que la justicia?”, gritó entonces uno de los activistas después del ataque. La pintura, cuyo valor estimado es de unos 80 millones de euros, no sufrió daños debido a su cristal protector. A aquella protesta siguieron otras parecidas en diversas pinacotecas del mundo, incluido el Museo del Prado de Madrid por parte de miembros de Futuro Vegetal.
Scotland Yard comunicó que, aparte de los dos jóvenes que atacaron La Venus del espejo, se arrestó a alrededor de otros 100 manifestantes de Just Stop Oil que participaron en una manifestación por el centro de Londres. Esta es la última de una serie de protestas llevadas a cabo en los últimos días por la organización ecologista para exigir que el gobierno ponga fin a su dependencia de gas y petróleo. La organización realiza acciones en museos, galerías y eventos deportivos en todo Reino Unido como parte de su campaña para denunciar el cambio climático. También como parte de su estrategia, realiza bloqueos de las calles principales de Londres durante las horas más concurridas en la ciudad.
Las detenciones se realizaron por violar la sección 7 de la Ley de Orden Público, una controvertida normativa aprobada este año que da más poderes a los agentes para intervenir en las manifestaciones si sus acciones “interfieren con el uso u operación de cualquier infraestructura nacional clave”. El Gobierno defiende que las nuevas medidas no prohibirían las protestas, sino que “sólo evitarían que una pequeña minoría de personas cause graves perturbaciones en la vida cotidiana del público”. Sin embargo, el grupo de derechos humanos Liberty denunció que “el uso de este nuevo poder es una peligrosa escalada del ataque al derecho a protestar, y los manifestantes potencialmente enfrentan hasta un año de prisión por defender lo que creen”.