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Literatura

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Más juntos que una lágrima

La Razón
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A los que le conocimos y le tuvimos por amigo, la muerte del escritor, poeta y flamencólogo nos ha sorprendido como un inesperado mazazo. A sus dotes de extraordinario poeta, uno de los mejores del pasado siglo, Félix unía la de ser un gran enamorado del flamenco, del que llegó a ser un destacado entendido y apasionado investigador. Además de cultivar el arte de la guitarra, desde muy joven, cuando aún vivía con su abuelo, cabrero de Tomelloso, en cuya tierra descansará ya, para siempre, a partir de hoy. Félix Grande Lara era un gran señor de la poesía y un flamencólogo de pro cuya excelente oratoria era otra de las exquisitas cualidades de las que le dotó la Naturaleza. Se nos ha marchado inesperadamente, pero su obra en favor del género quedará registrada para siempre en varios libros, el mejor de todos «Memoria del Flamenco», que nuestra Cátedra de Flamencología se honró en premiarle con el Nacional de Flamenco, en 1995, cinco años después de que ingresara en nuestras filas como miembro de número pronunciando un inolvidable discurso, «Más juntos que una lágrima», en el que defendía la tesis de que el flamenco lo crearon al unísono, y a partes iguales, «más juntos que una lágrima», los gitanos andaluces y los andaluces no gitanos. Si no hubiera sido por su amada poesía, que se le cruzó en el camino, tal vez hubiera podido llegar a ser un estupendo guitarrista, instrumento que aprendió a tocar en su juventud y con el que acompañó en muchas charlas por varios paises iberoamericanos, a su gran amigo y poeta, como él, el gaditano caletero Fernando Quiñones.

Aún le recordamos de sus cursos en El Escorial, donde compartimos mesa y largas veladas hablando de flamenco; de cante, sobre todo; departiendo con aquella moderación y serena sabiduría que le caracterizaba, destacando en el ágora flamenca su nevada cabeza de elegante patricio romano.