“Mi película italiana”: Vivir tirando

Mi película italiana cuenta, básicamente, la relación entre siete mujeres, procedentes de tres generaciones, que conforman una familia distinta a todas y tan llena de verdad como cualquiera. Aunque dice el director en el programa de mano que esta es «una familia enmarcada en la miseria y la marginalidad», no creo que haya en ella, en realidad, nada miserable que no sea la propia vida, con sus claroscuros y ambigüedades, agitándose en cada una de estas mujeres; la propia vida discurriendo sin un previo trazado y al dictado de quién sabe qué inescrutables designios. Cierto es que la trama puede parecer algo anodina por estar supeditada en exceso a la cotidianidad que rige las acciones de los personajes; pero ese sacrificio argumental, sin duda deliberado, permite por el contrario hacer ante el espectador –con más meticulosidad y precisión en unos casos que en otros– una auténtica radiografía de esos personajes. A través de discusiones en torno a actos tan insignificantes como deshuesar un pollo, por ejemplo, la autora y el director nos van mostrando, con una sabia combinación de humor y ternura, el alma de unos seres aparentemente insustanciales, pero poéticamente enormes en su sencillez. La obra, además, está escrita con una belleza literaria que se echaba un poco en falta en la dramaturgia contemporánea; como también se echaba en falta una dirección tan plenamente artística, tan distanciada de soluciones ideológicas de mercadillo y de moralejas. Por otra parte, resulta curioso que una historia que parte del hábito y la rutina huya de lo convencional en su lenguaje escénico y se desarrolle de una manera tan juguetona, con situaciones que entran y salen continuamente de los códigos realistas para constituirse con eficacia en únicas y originales. Todo ello funciona muy bien por el trabajo de siete estupendas actrices. Entre ellas, por tener quizá algo más de peso que el resto, destacan Teresa Lozano, Elena González, Mona Martínez y Camila Viyuela.

La composición que hace Mona Martínez de su personaje es sencillamente brutal

Hay algunos ingredientes, como el vídeo del pollo, que resultan un tanto caprichosos