Monty Python: El negocio de los «chicos de oro»
Las edades de los seis suman 357 años. Vuelven a subirse a un escenario. Será el 1 de julio en una única actuación en Londres. ¿Lo hacen por dinero? «Queremos saber si seguimos divirtiendo», aclaran
Los cinco componentes del grupo cómico británico presentaron una función única que se representará el 1 de julio de 2014 en el O2 Arena
Sinceramente, estaba preparada para cualquier cosa. Podían venir galopando cual caballeros sin caballo o aparecer crucificados en el escenario cantando aquello de «mira siempre el lado positivo de la vida». Quien no haya silbado alguna vez con esta melodía que tire la primera piedra. Pero los Monty Python estuvieron más comedidos, si se puede utilizar esa palabra en la misma frase que se menciona al grupo cómico más surrealista de la historia del Reino Unido. Desde que la noticia de su regreso se filtrara a la Prensa a principios de esta semana, los seguidores a ambos lados del Atlántico habían enloquecido. La fama de esta troupe es global y prueba de ello fueron las distintas nacionalidades de los medios que se dieron ayer cita en el teatro Playhouse del West End, el mismo que desde 2006 lleva agotando entradas para ver el musical «Spamalot», inspirado en la película de «Los caballeros de la mesa cuadrada».
Los cómicos llevan décadas desparecidos, pero del mismo modo que nadie esperaba encontrarse de nuevo con la Inquisición española (título de uno de sus esketches más conocidos), el grupo se vuelve a subir al escenario. Los cinco supervivientes –John Cleese, 74; Terry Gilliam, 72;Terry Jones, 71; Eric Idle, 70; y Michael Palin, 70– protagonizarán un solo show en el teatro O2 Arena de Londres el próximo 1 de julio de 2014. Las entradas saldrán a la venta el 25 de noviembre. La más cara costará 95 libras; la más barata, 26. «En cualquier caso, serán 300 libras más económicas que las del concierto de los Stones», ironizó Cleese.
Aunque Jones aseguró el pasado martes por Twitter que hacía esto sólo porque esperaba «sacar suficiente dinero para pagar la hipoteca», la respuesta de ayer fue mucho más romántica: «Simplemente queremos saber si seguimos siendo divertidos». Bueno, por eso y porque «si esperáramos mucho más sería demasiado tarde».
Han pasado más de 30 años desde que los Python actuaran juntos en el Hollywood Bowl en Los Ángeles en septiembre de 1980, y 40 desde la última vez que se subieron a un escenario en Reino Unido. Los rumores sobre su regreso no habían cesado en los últimos tiempos. Se llegó a hablar de una posible gira por Estados Unidos e incluso de una secuela del Santo Grial. Pero las reuniones nunca se materializaban. Es más, las esperanzas se desvanecieron completamente cuando Idle llegó a decir que la vuelta sólo sería posible cuando Graham Chapman apareciera de nuevo (el sexto integrante murió de cáncer en 1989). «Estamos negociando con su agente», ironizaba su compañero dando a entender que las posibilidades del reencuentro eran nulas.
Sin embargo, cuando menos se esperaba han dado el placer a sus fans. Son muchos los que se preguntan cómo su humor ha podido traspasar fronteras, pese a las diferencias culturales entre países, pero ni ellos mismo lo saben. «Somos los primeros sorprendidos... aunque creo que la tontería es universal», recalcó Jones.
Por su parte, Idle –que dirigirá el espectáculo– prometió ofrecer «algo de comedia, patetismo, música y sexo de ancianos». Entre los cinco suman 357 años por lo que «habrá un servicio médico detrás del escenario por lo que pueda pasar». «La gente realmente quiere volver a ver los viejos éxitos, pero no queremos hacerlos de una manera predecible», dijo y añadió que «el principal peligro que tenemos es que el público conoce mejor el guión que nosotros mismos».
La pregunta ahora es si cinco pensionistas pueden reavivar la irreverencia iconoclasta que en 1969 conmocionó y deleitó a partes iguales. Aunque, tal y como explican, «con 70 es más fácil hacer el tonto que antes». Hace 44 años, los Python se saltaron todas las reglas. Irrumpieron en escena en octubre de 1969 en la BBC. Su estilo surrealista y anárquico fue descrito entonces como «chocante y nuevo». La cadena pública sólo emitió cuatro series y 45 episodios, pero aquello fue suficiente para dejar una huella indeleble. Cuando el show viraba hacia la pretensión intelectual, con bromas complicadas acerca de la filosofía, de repente, uno le golpeaba a otro en la cabeza con un pez gigante. Era un guión del absurdo perfectamente orquestado por seis genios de la improvisación guionizada. Los políticos, la Historia, la Iglesia... nada ni nadie les intimidaba.
Arrasando en televisión
El «sixteto» (con permiso de la RAE) presentó «Y ahora», algo completamente diferente, en el año 1971. Pese al título, la cinta fue una recopilación de sus actuaciones. «Monty Python y el Santo Grial» (1975) (traducida en España como «Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores») fue realmente el primer largometraje. Aunque Cleese se había retirado tras la tercera serie de televisión en 1973 –quejándose de que ya no tenía nada más interesante que ofrecer– continuó jugando un papel importante en los guiones. Por aquel entonces su fama ya había cruzado el charco. En Canadá y Estados Unidos sus diálogos arrasaban en televisión. Aunque el reconocimiento a nivel global llegaría en 1979, con la mítica «La vida de Brian», una parodia sobre la vida de Jesús. La cinta –financiada por Led Zeppelin y Pink Floyd– provocó movilizaciones a ambos lados del Atlántico de organizaciones religiosas que presionaron –con éxito, hay que decir– para que fuera retirada de los cines. Pero como suele pasar en estos casos, la prohibición no hizo más que ayudar a la promoción. Los tradicionalistas se echaban las manos a la cabeza ante escenas calificadas de «blasfemas», como la protagonizada por Jones cuandodice ante la multitud adora al niño fuera de la choza: «¡Él no es el Mesías! Sólo es un niño muy travieso». Eso sí, los Python tuvieron la deferencia de incluir al Jesús real, que aparece como personaje secundario. El último gran proyecto en que los Python trabajaron juntos fue «El sentido de la vida» (1983), una película oscura con esketches que van desde el nacimiento hasta el más allá y que, según sus creadores, tenía como objetivo «ofender a todo el mundo». Habrá que ver con qué nos ofenden ahora. Aunque no sea sacrilegio, que al menos ayude al pobre Jones a pagar la hipoteca.
El detalle
PODEROSO CABALLERO
Que Terry Jones haya sugerido que volvía a escena para pagar facturas no es algo que se tome especialmente a chiste. Después de todo, John Cleese hizo los propio en su último show en solitario en 2011, pues se enfrentaba a un divorcio que le costó 20 millones de libras.