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Gerardo Fernández, el hijo de Vicente Fernández: “La Virgen de Guadalupe se lo llevó”

El charro más famoso de México no lo tuvo fácil para convertirse en un ídolo
Claudio CruzAP

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México llora en estos días la pérdida de dos mexicanos que han hecho historia. El 10 de diciembre falleció la actriz Carmen Salinas, la que fuera la cómica mas famosa durante décadas, y el 12 de diciembre, en el día que se festeja a la Patrona de México, la Virgen de Guadalupe, murió Vicente Fernández, el que nos ha acompañado desde niños con sus canciones a los mexicanos y no mexicanos, y que dio a conocer en medio mundo, las rancheras más famosas.
“Yo sé bien que estoy afuera, pero el día que yo me muera, sé que tendrán que llorar, llorar y llorar, llorar y llorar...” y así ha sido.
Él lo sabía, y los mexicanos también lo imaginaron :“El día que “Chente” se nos vaya, va a ser horrible”
La noticia de su muerte cayó como un chorro de agua fría en la mañana soleada del 12 de Diciembre, ¿destino o dogma? nadie lo sabe. Vicente Fernández estaba siempre cerca de “su virgencita”. Por un tiempo fue a llevarle serenata en su día a la Basílica Guadalupana, hasta que el mismo Vaticano intervino, para pedirle que no lo hiciera más, porque le quitaba protagonismo a la “Morenita del Tepeyac”. En las redes sociales, los fans del charro mexicano más famoso las inundaron asegurando que fue llamado desde el cielo, para darle un concierto especial a la Guadalupana en su día. El día que falleció había miles y miles de peregrinos reunidos en la Basílica para dar gracias a la Virgen y a algunos fieles se les pudo ver con imágenes del icono de la música ranchera.

Y luchó y luchó

“El Cuarto Gallo” vendió más de 65 millones de discos , se convirtió en una estrella internacional, pero los inicios no fueron nada fáciles. Cuando empezó a dar serenatas para ganarse la vida, llegó a realizar hasta diez sesiones en una sola noche, llegando a interpretar 80 ó 90 canciones, una locura cuando se canta en la calle, por la noche y hasta la madrugada, tomando en cuenta las bajas temperaturas nocturnas en México. Así lo declaró, en una entrevista concedida a la periodista Paty Chapoy. En ese mismo programa, recordó la parte más difícil de su infancia: “Cuando era chiquito, le dije a mi papá que no quería ir a la escuela, y me dijo, pues entonces te vas de mozo de los mozos de los ordeñadores, y a partir de ese momento, empecé a ordeñar vacas y dormía entre los costales en el establo, el olor a estiercol todavía lo tengo presente”.
En esta entrevista “Chente”, habló a calzón quitado: “Era tanta la pobreza en la que vivíamos, que nos levantábamos a las 4 o 5 de la mañana, para irnos andando a la obra en donde trabajábamos, y recuerdo que llevábamos una “resortera” (tirachinas), para matar a algún palomo y así tener algo para comer”, y continuó detallando todos los oficios en los que trabajó - “fui bolero (limpiabotas), lavé excusados, lavé suelos, lavé coches y conseguí al final, trabajar en una obra cuando todavía no cumplía ni 15 años. Allí me encargaba de los botes de mezcla y pensaba, un día yo voy a ser muy grande y mi padre ya no cargará más mezclas”.
El primer sueldo que obtuvo como cantante fue trabajando en el cabaret “El Sarape”, donde consiguió un sueldo actuando con el mariachi de Felipe Arriaga, que se convirtió en su padrino y muy amigo. En el mismo periodo, hizo amistad, con el compositor Federico Mendez. En 1965, cantó por primera vez en la emisora de radio XEW y en el legendario Teatro Blanquita, al año siguiente, firmó con la casa de discos CBS y dos de sus canciones, “Cantina del Barrio y Tu camino y el mío” fueron grandes éxitos. Siguió otro hit “En defensa propia”, que los mexicanos se aprendieron rápidamente y que se escuchaba por todas partes a lo ancho y largo de la República Mexicana. En aquella época, el programa de televisión Siempre en Domingo, conducido por Raúl Velasco, que acaparaba audiencias, lo lanzó definitivamente a la fama y desde entonces, empezaron a compararlo con Pedro Infante y Javier Solís. Desde ese momento su ascenso fue imparable.
Su experiencia en la búsqueda de casas de discos no fue muy grata, no tenían ningún interés en él. Con su acento de Jalisco, comentó en alguna ocasión que varias veces lo rechazaron y decía: “por allí andaba causando lástima”.

El recuerdo de uno de sus grandes amigos

El cantante brasileño, Roberto Carlos, en una llamada telefónica a Televisión Azteca, recordaba, consternado por la muerte de su amigo Vicente, el momento en el que formaron un dueto para cantar “Aunque mal paguen ellas”. Ésta fue su actuación más especial y que ambos siempre la recordaban:
Pero sin duda las canciones “El rey y Volver Volver” lo catapultaron a la fama internacional.
En una de sus actuaciones y cantando “El Rey” la entonó así:
“Yo se bien que estoy afuera, pero el día que yo les muera, todos me van a llorar...”
Y así ha sido, lo han despedido entre lágrimas y rancheras, como él mismo lo imaginó.