Juancho (Sidecars): “Nos hemos acostumbrado a convivir y alimentar a nuestros demonios”
El grupo publica “Trece”, su nuevo trabajo y con el que preparan el abordaje del WiZink Center el próximo 28 de diciembre
Creada:
Última actualización:
Educados en el rock & roll, Sidecars comenzaron su carrera con el apelativo del grupo “del hermano de”. Así de larga era la sombra de Leiva sobre Juancho, cantante de Sidecars, cuando aparecieron en la escena. Y es cierto que al grupo le costó encontrar su voz y su lugar, aunque dejaban destellos de lo podían llegar a ser. Subiendo peldaños y quemando etapas, Sidecars lo han conseguido sobradamente: “Cuestión de gravedad” y “Ruido de fondo” confirmaron el potencial del grupo tanto en directo como en repercusión comercial y, entonces, llegó la pandemia. El trío se retiró a componer y grabar, y acaban de publicar “Trece”, disco con el que asaltan el próximo 28 de diciembre el WiZink Center que ya tenían apalabrado antes de que un virus respiratorio detuviese el mundo.
Este disco llega cuando nadie lo esperaba.
A mitad de la gira de “Ruido de fondo” nos dimos cuenta de que tenía un puñado de canciones que que sentíamos que tenían que ser compartidas con la gente. No podíamos esperarnos un año para sacarlas porque sentíamos que el momento era ahora o nunca. Así que paramos la máquina y nos metimos a grabar sin anunciar nada en las redes y sin ni siquiera hacer una despedida de la gira anterior. Nos metimos a trabajar ahí en silencio en nuestras canciones, nos encerramos en la Casa Murada, como hemos hecho otras veces y hemos estado viviendo de puertas para adentro. Es un repertorio muy especial, muy conceptual y escrito en un contexto histórico y en un escenario especial. Hemos estado callados guardando un poco el el secreto y esperando a que pudiera llegar el momento de enseñar las canciones y poder hablar de ellas
¿Cuál es ese concepto?
Siguen siendo canciones que hablan de mi realidad y de mi verdad. Y de las historias que me pasan a mí y a la gente que tengo cerca. Eso no ha cambiado. Lo que es diferente es la peculiaridad del momento emocional colectivo. Aunque yo sigo hablando de mis cosas están ubicadas en un escenario en el que creo que cualquiera se pueden sentir identificado porque yo hablo de mis sensaciones que al final pues hablo mucho de la incertidumbre y de la esperanza y de la desesperanza y de esos estados de ánimo un poco montaña rusa, por los que creo que hemos pasado todos y entonces siento que es un disco en el que la gente se se puede sentir especialmente identificada con las canciones.
El disco habla mucho del vértigo, de las heridas, los miedos... yo pensaba en la palabra madurez, pero no sé si es un factor.
Los últimos dos años nos están obligando a todos a mirarnos muy para adentro, aunque fuera solo porque tampoco podías mirar para afuera más allá de las paredes de tu casa. Y probablemente esa introspectiva nos ha hecho analizarnos mucho. En mi caso, desde luego, y a la hora de escribir he dejado que que salgan los textos sin pararme a pensarlos mucho. Cuando me he puesto a leerlos me he dado cuenta de todos esos estados de ánimo y de todas esas conclusiones que sacas al echar la vista atrás. Nos hemos acostumbrado a convivir con nuestros demonios. En algunos casos los hemos alimentado para que crezcan, y, en otros momentos, nos hemos hecho colegas y hemos aprendido a convivir con ellos. Es bonito aprender a valorar las cosas y es bonito sacar algo bueno de las cosas malas.
Cada vez es más frecuente que cualquiera hable de sus problemas mentales, ya sean de ansiedad o de depresión, con normalidad porque los sufrimos todos. Juancho, ¿convives con esos tormentos razonablemente?
Intento que así sea. Yo tengo una una suerte enorme que no elegí y me di cuenta de que era una capacidad que tenía, la de poder escribir canciones. Se dice mucho y es una idea muy manida eso de que es terapéutico, pero yo veo a mis amigos y veo gente que, cuando está muy mal, no tiene vía de escape, y yo tengo una ventana que puedo abrir. Me cambia el aire y me afloja el peso. Y eso simplemente escribir para después hacer una pelota de papel y tirarlo a la basura. Nosotros tenemos una oficio muy raro, ¿sabes? Por momentos te puedes llegar a creer que eres alguien importante, te puedes llegar a creer que eres quien no eres. Y ni eres un semidiós cuando estás subido en el escenario de un pabellón con miles de personas delante, ni eres todo lo contrario al día siguiente cuando estás debajo de una manta en casa, sintiéndote mal, ¿no? Creo que que hay hay que aprender a convivir con el oficio y con las sensaciones y es normal que estemos un poquito tarados los que nos dedicamos a esto. Cada oficio con sus cosas, pero yo puedo hablar del mío y en el mío, te encuentras que hay unos saltos tan grandes emocionales y unas vivencias tan fuertes que es normal que que nos desequilibremos un poquito.
Te ahorras una pasta en el psicólogo cuando te pones a escribir, supongo.
Absolutamente. También tengo mi necesidad de hablar con con gente y por supuesto hay momentos que que escribir me puede puede ser suficiente y momentos en los que no, pero, desde luego, tengo esta capacidad y es una suerte.
Has esquivado un poquito la palabra, lo de la madurez, ¿cómo la llevas?
La llevo bien, con con dignidad creo. Nos estamos dando cuenta en este disco que es como si durante los 6 discos anteriores se hubieran tratado siempre como un grupo revelación, ¿sabes? Como: “Uy, ahí vienen”. Y ahora, de repente, de un disco para otro somos como un grupo asentado, clásico ya, de la música de este país. Me he perdido el punto intermedio y supongo que eso tiene que ver con la madurez. Bueno, me gusta pensar que los textos y las preocupaciones no tienen nada que ver las inquietudes musicales que tenía con 19 años. Intento que eso quede plasmado, intento ser honesto con quién soy en cada momento. No me voy a poner hoy a hablar de cosas que desconozco y de repente mencionar a TikTok porque a los chavales les guste. Yo, lo siento, no sé ni por dónde empezar porque no tengo ni idea de lo que es. Hablo de las cosas que sé, y supongo que eso también es un gesto de madurez.
El disco se llama 13. Hay un tema que es “Martes y 13″. ¿Qué tienen esos números?
Desde que era pequeño me llamó la atención esa extraña mezcla de por qué el martes y 13 da mala suerte. No es que crea en ello, pero ¿por qué alguien se inventa o decide que hay un día que es el de la mala suerte? En esta época he sentido que todos los días de mi vida eran lo mismo. La sensación de despertarte todos los días en el mismo sitio y sentir que la vida no avanza y como si todos los días fueran el de la mala suerte. A ver cuándo me voy a despertar y por fin va a ser mañana, ¿no? Y la canción habla de eso.
Tiene un tono “calamariano”.
No está hecho a propósito, aunque Andrés Calamaro, es una de las influencias más importantes de mi vida. Un artista que he escuchado hasta la saciedad y que escucho a día de hoy muchísimo. Es una referencia enorme, así que sin querer hay una influencia directa, no tengo ninguna duda. Cuando cuando nos pusimos a instrumentar esta canción nos dimos cuenta de que era un poco como un bolero, y yo nunca pensé en escribir un bolero, pero dejo que las canciones me lleven adonde quieran. Para instrumentarlo, pusimos el ojo en grupos que nos gustan, un poco más fronterizos como Calexico, y un sonido que, sin querer ser impostores, hiciera un pequeño homenaje a este tipo de música. Y lógicamente, Andrés, en el bolero y en el tango, tiene muchos mucha potestad y mucho que decir. Es normal que recuerde a él.
Preguntaría por todas las canciones, pero “Filomena” se ubica en un territorio temporal y geográfico concreto.
Me gusta mucho ubicar las historias e intentar que la gente las pueda sentir y llevárselas un poco a su terreno. Más que hablar de la tormenta, de lo que hablo es de mi historia en aquellos días. Tuve por entonces una historia de amor / desamor, según la perspectiva desde la que se mire, en un contexto en el que el mundo estaba parado por por una nevada y vivíamos en surrealismo tal que la gente iba haciendo snowboard por la calle. Y yo cuento mi historia, que es algo que hemos vivido todos. Y lo normal es que haya mucha gente que cuando escuche este texto le recuerden su vivencia o como mínimo le recuerde a sus días aquellos. Es bonito que la música te traslade a lugares y eso es lo que intento.
Hay, por tanto, una tormenta interior y una tormenta exterior en esa canción.
Absolutamente... y qué putada cuando se juntan (risas). Pero a la vez es bonito, es una imagen que ahora recuerdo... fíjate, lo que hablábamos antes de terapéutico... Igual fueron unos días de mierda para mí y ahora lo recuerdo con como con una nostalgia buena, como unos días especiales, de los que me voy a acordar siempre, para bien o para mal.
El 28 de diciembre se lanzan a por el WiZink Center
Era uno de los planes que teníamos, del disco anterior, antes de que se paralizara el mundo. Es una cuenta pendiente que tenemos y un salto que da vértigo porque hemos ido toda la vida subiendo desde que éramos unos niños de escalón en escalón sin saltarnos nunca ninguno. Y esta vez, pues te encuentras que en Madrid faltan un aforo intermedio. Una vez que ya hemos hecho cuatro rivieras y tropecientos teatros, llega un momento que dices: “hay que intentar avanzar”. Sentimos que estamos en nuestro mejor momento de forma, sentimos que tenemos el mejor repertorio que hemos tenido, y es un poco ahora o nunca. Vamos con nuestra banda y nuestra familia con todo, a hacer un concierto de rock siendo conscientes de que nos hemos ganado cada persona que hay en el público con trabajo y con sudor.