«Algunos artistas no iban al FIB por miedo a no cobrar»
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El director del Festival de Benicàssim, que confirmó ayer a Florence & The Machine y Public Enemy, anuncia tiempos mejores.
Cuando Melvin Benn, director del Festival de Benicàssim, habla del certamen, se nota el cariño. «El FIB va a entrar en su tercera década pero para mí esto es el comienzo. Mucha gente sabe que ya en 2004 traté de entrar como propietario y que fracasé. Ahora es el momento de poner algo de mi sello en un lugar especial porque es donde se creó el concepto de festival internacional. Hasta que llegó el FIB, no existía en Europa un sitio al que fueran miles de personas de diferentes países a escuchar música», explica Benn, una autoridad mundial como promotor de conciertos tras diez años como director de Glastonbury y de la empresa más fuerte del sector en Inglaterra, responsable de eventos como Latitude, Reading, Leeds o Electric Picnic. «Este año pondremos en juego nuestra influencia en la contratación de artistas», añadió el día en que se anunciaron los primeros nombres para la edición de 2015: Florence & The Machine, The Prodigy, Portishead, Crystal Fighters y Public Enemy, entre otros, ya están impresos en la cartelería. Como un gesto inusual durante los años de gestión de Vince Power, el anterior director, la organización presentó en Madrid las primeras incorporaciones al plantel para la Prensa.
Durante las últimas ediciones, la calidad media de los artistas contratados había descendido notablemente, porque dos grupos de nivel medio, sumados no hacen un cabeza de cartel. Benn aclara que la situación financiera llegó a ser dramática en el tiempo inmediatamente anterior a su entrada en el accionariado, el año pasado: «El nombre del festival y su marca son muy fuertes en el norte de Europa y en Inglaterra. Es el lugar al que hay que ir cada verano para el público de muchos países. Pero algunos artistas de primera categoría habían perdido la confianza en el FIB hasta el punto de dudar de que les fueran a pagar en forma y plazos, por ejemplo. Eso nos ha perjudicado y también ahuyentó a patrocinadores principales», revela Benn. Pero la situación está resuelta: «Heredamos unas deudas astronómicas y nos gustaría pagarlas cuanto antes, pero los tribunales nos han impuesto ir liquidándolas cada mes de diciembre –como consecuencia del concurso de acreedores que se declaró en 2013–. Aunque podríamos pagarlas antes».
Los impuestos, «no problem»
La identidad musical es otro de los asuntos peliagudos durante los años anteriores. «No creo que el FIB haya sufrido una crisis de identidad en ese sentido. La línea de programación está comprometida con grupos relevantes, contemporáneos y muy atentos al presente, pero también respetuosos con las bandas del pasado que han definido lo que hoy es la música –explica el director del FIB–. Pero lo importante es que sea una celebración y un lugar donde divertirse. No soy muy partidario de la gente que se toma la música demasiado en serio». Para los escépticos, ya hay anunciado el nombre de una gran banda española: Los Planetas, un grupo identificado con la historia del FIB desde sus inicios.
Benn inspira confianza cuando se le deja en bandeja una oportunidad para quejarse de los impuestos más altos de Europa para los espectáculos artísticos y dice esto: «Los impuestos son los que son. Yo soy un firme defensor de su existencia. Desde mi punto de vista, son lo que diferencia un país bueno de uno malo. Creo que es importante pagarlos porque ayudan a dirigir un país y a cuidar de la gente que no puede generar sus propios ingresos. No es un problema para mí, ni en mi vida personal ni en mis negocios. Ayudan a crear una sociedad justa».