Claves para la fusión del Real y la Zarzuela
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En apenas una semana se ha revuelto todo el mundo musical ante el intempestivo descubrimiento de que el Real pensaba efectuar una OPA hostil sobre el Teatro de la Zarzuela. El Ministerio de Cultura lo confirmó sin que nadie haya aportado las condiciones del proceso. Las reacciones, concentraciones, huelga indefinida y manifiesto con muchas firmas importantes del mundo cultural hacen pensar que obligarán a una seria reflexión. El mundo de la cultura ve que no solo se está transfiriendo un teatro a otro, sino fundamentalmente un género muy nuestro que ha de ser protegido por el propio Ministerio de Cultura y que no puede quedar libremente en manos de otra institución que, aunque con presencia mayoritaria de éste, realmente se gestiona de forma prácticamente independiente. Por ello, de alguna forma, si no el teatro, sí el género ha de permanecer bajo un cierto paraguas del Estado. A mi modesto modo de ver, creo que la unión de ambas instituciones podría ser positiva siempre y cuando se respetasen seis puntos claves en unos estatutos pactados y conocidos antes de la aprobación final del decreto correspondiente.
Primero: ha de existir la obligación de programar un número de títulos y representaciones de zarzuelas entre ambos teatros no inferior al habido en la Zarzuela en las tres últimas temporadas.
Segundo: el presupuesto que se dedique a la zarzuela entre ambas instituciones no ha de ser inferior al de la última temporada en el Teatro de la Zarzuela.
Tercero: las zarzuelas se representarán en ambas instituciones principalmente en periodos no veraniegos (julio-agosto). No hay que olvidar que quienes crearon la Zarzuela –Barbieri, Calleja Gómez, Gaztambide, Hernando, Inzenga, Salas, Olona, Oudrid, etc, junto al banquero De las Rivas– estuvieron en parte motivados por las dificultades para estrenar obras en el Real, como obligar a ser cantadas en italiano o el «engaño» de programarlas a los calores de agosto.
Cuarto: se mantendrán los precios para los espectáculos de zarzuela en el Teatro de la Zarzuela, así como los actuales descuentos a jóvenes y jubilados. El público actual de la Zarzuela presenta mayoritariamente una edad elevada, así como resulta impensable que nadie pague los precios del Real por ver «La verbena de la Paloma» o «Policías y ladrones».
Quinto: la presencia de artistas españoles, al menos en los espectáculos de zarzuela, no será inferior a la habida en años anteriores en el Teatro de la Zarzuela. No en balde los artistas españoles han podido sobrevivir a la crisis gracias en buena parte a este teatro.
Sexto: se mantendrán todos los contratos existentes en la actualidad en la Zarzuela hasta su vencimiento.
Son condiciones imprescindibles para que nuestra zarzuela no desaparezca y que no deberían ser difíciles de asumir por el Teatro Real.