El FIB, en la cuerda floja
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La empresa organizadora del FIB ha reconocido un retraso en el montaje de las infraestructuras y no confirma si finalmente tendrá lugar el festival
Se veía venir ante la insistencia de los rumores: este podía ser el último Festival Internacional de Benicàssim (FIB), si es que llegaba a celebrarse, decían los más agoreros. Cuando la empresa propietaria, Maraworld, entró en concurso de acreedores en noviembre de 2012, los promotores del certamen de música que es referencia internacional, se apresuraron a cerrar filas junto a las instituciones públicas que lo apoyan: «El FIB no está en peligro», aseguraron, y anunciaron el cartel de grupos con normalidad. Sin embargo, la escasa venta de entradas hasta la fecha, y dado que sólo quedan quince días para que comience, ha encendido las alarmas. Los rumores seguían creciendo ayer por la tarde y la organización se limitaba a señalar que «no hay comunicación oficial» al respecto de si finalmente podrá celebrarse el certamen. Pero todo hace indicar que está en serio peligro. Hoy, la organización tiene previsto emitir un comunicado oficial aclarando el futuro del festival.
Cubrir costes
Los peores presagios cobraban forma al conocerse que la empresa que monta los escenarios reconocía «el retraso» de varios días en el montaje de los mismos, e incluso que habían sido requeridos para paralizar la instalación del sistema audiovisual del escenario principal, informa Ep. Ni siquiera la corporación municipal de Benicàssim o la Diputación de Castellón –instituciones colaboradoras– tenían noticias sobre la posibilidad de que el festival no se celebre. Sin embargo, la venta de tickets, que oficialmente rondaba las 20.000 entradas de una asistencia esperada de 30.000 personas (por debajo del año anterior) podría hacer inviable la celebración del encuentro este año. Esta situación se agravaba al tener en cuenta los escasos recursos financieros de Maraworld, intervenida judicialmente, y, por lo tanto, con su capacidad de endeudamiento fuertemente limitada. Según algunas fuentes, las entradas vendidas ni siquiera asegurarían cubrir los costes del cartel, que este año incluía nombres como Arctic Monkeys, Queens of The Stone Age, The Killers o Primal Scream.
Además, a esta situación habría que añadirle la subida del IVA a eventos culturales (que ha pasado del 8 al 21%) y la fuerte competencia de otros certámenes costeros. En contra de la programación del FIB ha jugado la ausencia de un nombre de indiscutible tirón y que la mayor parte de los grupos importantes (a excepción de Queens of The Stone Age) han girado por España recientemente o tienen más reclamo fuera de nuestras fronteras. En cuanto a la competencia, tanto el BBK Live de Bilbao (que se celebra el fin de semana anterior) o el Low Cost y el Arenal Sound (ambos poco después, en la costa Mediterránea) han presentado grupos muy competitivos y con entradas más baratas. El FIB trató este año de rebajar los precios y acordó suspender las actividades paralelas, pero no ha podido escapar de cierta precariedad: hace sólo una semana que la organización llegó a un acuerdo con los propietarios de los terrenos de la zona de acampada, donde se instala la mayoría de los asistentes.
Hace apenas un mes, el gestor encargado por el juez para hacerse cargo de la empresa, declaraba que veía el festival «viable» y señalaba que «había sido muy rentable en el pasado». Vince Power, propietario de Maraworld, calificó la edición de este año como «especialmente complicada», pero se felicitó por que el juez diera luz verde al festival, que ha mantenido un grado de incertidumbre hasta primeros de junio. Quizá por esa razón, los hemanos José Luis y Miguel Morán, creadores del certamen hace 18 años, podrían estar cerca de recomprarlo e incluso habrían mantenido conversaciones para ello. Maraworld debería a los proveedores locales unos cuatro millones de euros, de los que se habría comprometido a pagar la mitad, según el acuerdo del concurso de acreedores, en el plazo de cinco años. Entre ellas estarían las empresas que se dedican al montaje de las infraestructuras, cuyos trabajadores, según algunos rumores, ni siquiera estarían en la localidad, y las imágenes difundidas mostraban un recinto con mucho por hacer. Este año, Vince Power ya anunció la cancelación del Hop Farm Music Festival, que su empresa organiza en Kent (Inglaterra), debido a la «escasa venta de entradas».