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El vinilo se revoluciona

Los discos llevan tiempo de moda: en su versión original o con remasterizaciones como la que acaba de hacerse con los Beatles
larazon

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«Si es que las cosas ya no se hacen como antes» es la frase favorita de algunas generaciones. Y es casi siempre verdad: los tópicos no fallan, aunque en el caso de la música este tipo de afirmaciones haya que cambiarlas a veces por un «hay que ver lo que inventan, hijo». Por esa manera de hacer las cosas «a la antigua» se explica el auge desde hace unos años que viene protagonizando el soporte en vinilo, que ha dejado de ser nicho de coleccionistas para pasar a un segmento popular medio-alto, pero que tenía un lunar fundamental que acaba de subsanarse: EMI, el sello de los derechos de los de Liverpool, ha remasterizado toda la discografía de la banda especialmente para el soporte en vinilo. Y aparecen sonidos que no estaban ahí antes.

Sonido cálido

Pero volvamos al caso del principio. Los melómanos más veteranos no tienen dudas: el vinilo suena mejor, eso es una verdad universal que también ahora esgrimen los más jóvenes que se han gastado unos euros en un plato y una incipiente colección de discos de plástico. Cualquiera que ose contradecir esta verdad no sabe nada de música. Pero Javier Pintor, de la compañía EMI, aclara: «En realidad, las diferencias son mínimas. Se trata de conceptos más subjetivos como la calidez o la profundidad del sonido, que es mucho más amplia. Hay a quien no le gusta el sonido de un vinilo», asegura. Aún más, si insistimos, «tampoco el oído humano es capaz de discernir a la primera si se trata de remasterizaciones o no. Eso se puede apreciar con cierta facilidad, pero sólo si comparamos inmediatamente las dos versiones, o dos fragmentos. Pero si entre uno y otro pasan unos minutos, tampoco es fácil percibirlo».
Ahora bien, lo que es un hecho, y en lo que se han centrado los trabajos de Apple, el sello de The Beatles y que ha demorado los trabajos casi dos años, es en el salto de calidad entre las grabaciones originales y las presentes. «Los discos que se editan ahora no tienen nada que ver con los originales. El que se haya quedado en los antiguos vinilos, encontrará algo totalmente diferente», dice Pintor. «Fueron los propios Ringo y McCartney los que insistieron en que se hiciese un trabajo nuevo especial para los discos de vinilo», asegura Pintor.
Ellos dos y Yoko Ono y Olivia Harrison tienen la última palabra sobre el uso de su obra. También fue suya la decisión final sobre entrar en iTunes. Y ellos mismos decidieron cómo se debía hacer el proceso. Pintor lo explica: «Los discos que han grabado a partir de las cintas originales, la primera de ellas, del año 62 –explica–, estaban muy bien conservadas en Abbey Road, pero son cintas analógicas que llevan una emulsión que se va perdiendo. Incluso en muchos casos, esas cintas analógicas se tienen que hornear antes de ponerlas en reproductores». ¿Hornear? «Sí, para que el rollo de cinta se despegue sin arrancar la emulsión de la capa de debajo».
Inconvenientes del directo
Después de ese paso, se limpiaron todos los ruidos de fondo. «Los Beatles grabaron tocando en directo y con micros de ambiente, que son esos que cuelgan sobre la batería, por ejemplo; y a veces, Harrison, Lennon y McCartney cantaban juntos en el mismo. Al tocar en directo, el sonido de la batería se mete por el de las voces y al revés. Se forma un batiburrillo que hay que limpiar. Hoy se hace con un «software», pero antes se tenía que hacer con los antiguos reproductores, eliminando ruido de fondo de cada pista. Ha llevado años», explica Pintor.
Detalles como los sonidos que nunca se han escuchado nítidos al final de «Sgt. Peppers» ahora pueden apreciarse. Incluso se han bajado los niveles de volumen en la voz para las palabras cantadas que empiezan por las letras «S» o «T», que generan distorsión. Todo para evitar interferencias cuando la aguja viaje por el surco. Otra desviación frecuente es cuando la aguja se acerca al centro del vinilo. Se alteran las lecturas, cambian las frecuencias y se difumina la voz. No lo habrán notado, pero así es. Ahí también se ha intervenido para evitarlo. Los discos finales para la fabricación han pasado varios controles de calidad de fábrica.
El espíritu es que suene nuevo pero respetando el original, es decir, acrecentando la mitomanía de los beatlemaniacos. Se ha hecho una reedición facsimilar, a partir de una en especial: la primera edición británica en estéreo. Todos los discos son réplicas exactas de aquella versión inglesa e incluyen lo mismo que en los años de su edición: el recortable del cuadernillo del Sgt. Peppers, el póster del Disco Blanco... Las mismas fotografías de portada, los mismos textos en el cuaderno y en la «galleta» del disco. Todos los detalles de 14 álbumes (dos de ellos dobles) que se publican sueltos y en una caja, con un libro de lujo y fotografías inéditas.
La venta de vinilos en España lleva cuatro años creciendo. En 2006 se vendieron 19.000, al año siguiente 99.000, cifra que se mantuvo estable hasta 2010. El pasado, se despacharon 141.000 copias en disco de ese plástico. En Estados Unidos, el mercado más importante del mundo, la tendencia es la misma, con algunos ceros. En 2010 las ventas ascendieron a 2,8 millones. En 2011, más de 3,9. Según los primeros datos, en el primer semestre del año también subieron con respecto al ejercicio anterior. Es la consecuencia lógica de la venta de platos, que marca la pauta, también de la apuesta comercial de las discográficas (hoy publican vinilos de Alejandro Sanz a Pastora y de Loquillo a The New Raemon) y finalmente una pequeña consecuencia positiva para la industria de la aparición del soporte digital. El disco bien editado se ha convertido en una posesión de indudable valor. En cambio, tienes 50.000 canciones en un iPod y, al mismo tiempo, no posees nada.
En todo caso, el lanzamiento de los vinilos de los de Liverpool será, seguro, un bombazo. La reedición en CD ya arrasó en ventas y barrió con las perspectivas. En siete meses se vendieron 17 millones de ejemplares. En esta apuesta que acaba de llegar a las tiendas también confía la discográfica, pero, si la quieren completa, preparen la cartera: la broma sale por unos 400 euros. Y aún no queda así la cosa: en 2013 está previsto el lanzamiento de los LP remasterizados... con sonido mono.

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