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Enrique Bunbury: «La política actual dice poco de nuestra inteligencia»

Regresa con «Expectativas», un disco con un sonido novedoso y temas sobre la confusión de los últimos tiempos.
larazon

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Regresa con «Expectativas», un disco con un sonido novedoso y temas sobre la confusión de los últimos tiempos.
Desde un lugar no identificado, Enrique Bunbury (Zaragoza, 1967) mira a la sociedad española como un marino mercante. Alguien que pertenece a su tierra pero que pasa la mitad de la vida mirándola desde lejos. Cuatro años después de «Palosanto» publica «Expectativas», un álbum rabioso, con España al fondo, y con una propuesta sonora diferente. Texturas y ritmos nuevos se suman a una abundante presencia de sintetizadores. «Quise eliminar ciertos tics rockistas. No quería que fuera un disco de raíz, sino anclar mi música en el presente», dice por correo electrónico.
–La palabra expectativas aparece en una línea de «Parecemos tontos». ¿Por qué la eligió para el título del disco?
–El título del álbum se refiere a lo que espero de mi música, adónde quiero que vaya. Había varias canciones que llevaban la palabra expectativas entre sus líneas pero no llegaron a ser grabadas. Me parecía paradójico que un disco tan oscuro, en el que las letras dejan tan poco lugar a la esperanza, se llame así. Pero la parte final del disco deja algunas claves, deja algunas posibilidades de aislarte del embrollo en el que nos encontramos. Esas posibilidades, las que apunto, son el arte, el amor y la meditación.
–Hay crítica social bastante explícita. ¿Qué le indigna más?
–Motivos para la indignación los tenemos todos. Es difícil pasar por alto algunos hechos que copan los titulares de los diarios y aún más, los que no los ocupan y se pasan por alto, porque ocurren en alguna región que parece nos importa un pimiento. También nos enfrentamos a una polarización irreal, a la que parece vamos de cabeza y con convicción, como si no hubiera ninguna otra opción. Mi labor como autor de música popular me permite la posibilidad de reflejar lo que veo. Los que vivimos de una actividad creativa tenemos la opción de intentar poner el foco donde no hay mucha luz. A veces, he escuchado eso de «zapatero a tus zapatos». Pues eso, a mis zapatos, que es escribir y describir.
–España es un país en convulsión ¿piensa que hemos fracasado como proyecto político, como país?
–No tengo conocimientos suficientes de la historia de España como para hablar en esos términos tan tajantes. Soy un músico cuya pasión es la composición de canciones y el arte. Entiendo, y así lo hago, la posibilidad de reflejar en tu obra la sociedad que te toca vivir. No entiendo de política, ni me interesa. Me aburre el tono en el que se habla de política en general, en la calle y sobre todo en los medios de comunicación. No me parece adecuado hablarnos a gritos. Creo que se escucha poco. Solo queremos oír a aquellos que opinan igual o parecido y pasamos al insulto en cuanto alguien discrepa de nosotros. En mi opinión, eso solo beneficia a aquellos que sacan rédito de nuestro enfrentamiento, en forma de votos. Y dice muy poco de nuestra inteligencia y humanidad.
–En «Bartleby» el narrador defiende una actitud «preferiría no hacerlo». ¿Puede ser la mejor protesta o antídoto contra un sistema que nos falla a los ciudadanos?
–El personaje del relato de Melville es fascinante. Volviendo a las paradojas, el propio Melville escribió la gran metáfora del creador en la busca constante e inalcanzable de su gran obra, que es «Moby Dick». A día de hoy, sin embargo, admiro más a aquellos que optan por la actitud de Bartleby. Los que deciden mantener la distancia con las leyes de los hombres y prefieren dedicarse a la contemplación y al «dolce far niente».
–Le devuelvo una pregunta que usted ha escrito. ¿Qué sonido hace un hombre al quebrarse en soledad? Me ha recordado al proverbio japonés que dice ¿Hace algún ruido un árbol al partirse si no hay nadie para oírlo?
–«¿Qué ruido hace / un hombre / que se quiebra / en soledad?» son unos versos que plantean una pregunta que, efectivamente, me parece, tiene que ver con el proverbio. Maravilloso, por cierto. Lo desconocía. Parece que lo que no recogen los medios de comunicación o las redes no existe. Tantos son los que sufren o mueren sin que pongamos el foco de atención sobre ellos, que es repugnante solo recordarlo.
–También quiero preguntarle ¿qué cobijo encontrará un hombre en la sombra de un mal pensamiento? ¿Piensa que estar deprimido o furioso es un arma contra nosotros mismos?
–En términos creativos, la depresión no es buena herramienta. Por más que se hable de la mística del momento bajo, creo que, una persona que se autodestruye y es incapaz de levantar cabeza, puede tener un momento puntual aprovechable o incluso brillante, pero la negación y la furia no son herramientas creativas.
–¿Sigue las redes y los medios?
–No veo en la televisión más que lo que deseo y me apetece. Alguna serie, película o documental. No me interesa nada más. No veo las noticias y no sé quién es el último político en la cárcel. Además, me gusta, leer, pintar, escribir y componer música. Ah, y cocinar algo.