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España e Italia vistas desde Holanda

Ciclo de Ibermúsica. Obras de Debussy, Falla, Massenet y Respighi. Royal Concertgebouw Orchestra. Director: Mariss Jansons. Auditorio Nacional. Madrid-II-2015
La Razón

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La traca de Ibermúsica de esta semana culmina con dos conciertos de una de las cuatro mejores orquestas europeas. Berlín, Viena, Concertgebow y alguna de las londinenses, según los años, se van alternando en el ranking. Mariss Jansons (Riga, 1943), titular del Concertgebouw, ha elegido dos programas tan diferentes como interesantes. El primero supone un homenaje de los holandeses y el letón a España e Italia, que es ejemplo en medio de una Europa desunida. El segundo, con dos obras tan sólidas como «El burgués gentilhombre» de Strauss y la «Cuarta» malheriana, da posibilidades de lucimiento a conjunto y director.
Supongo que un crítico italiano pondría leves objeciones similares a las lecturas de Massenet y Respighi que uno español a las de Debussy y Falla. Este último elogió la españolidad de la «Iberia» del primero, no sin matizar que el autor la escribió «sin conocer el territorio español». La última partitura orquestal de Debussy exige un gran virtuosismo orquestal, lo que comparte con las «Escenas napolitanas» de Massenet, quien sí conoció la bella ciudad italiana, aunque en esta obra haya más formalismo e inspiración que ganas de innovar. En «Los pinos de Roma», de Respighi, se admira más la sólida construcción orquestal que su calidad musical. El programa de este primer concierto se cierra con las suites 1 y 2 de «El sombrero de tres picos», si bien Jansons ha realizado una selección personal. En las cuatro obras quedaron patentes varias cosas. La primera, la inmensa calidad del Concertgebouw, admirable en cualquiera de sus secciones. También la capacidad de su titular para presentar un discurso constructivo más sólido que sutil. Así, podrá discutirse si el ritmo de sevillana de «Par les rues et par les chemins» o el de habanera de «Les parfums de la nuit» revestían todo su carácter, peccata minuta ante la fortaleza de la «Danza final» de «El sombrero de tres picos», la eclosión festiva final de las «Escenas napolitanas» y, sobre todo, los muy bien resueltos ecos del pasado gloriosos de «Los pinos de la Via Appia». Un programa diferente de una gran orquesta que se agradece, pues no hay muchas ocasiones de escuchar estas obras con tal calidad.