Fernando Alfaro: «Tengo tendencia al extremo»
Miembro de Surfin Bichos y de Chucho, el manchego es uno de los grandes nombres del pop independiente español. Presenta nuevo álbum en solitario.
Pionero del pop independiente español, Fernando Alfaro ha dado lustre al género tanto en solitario como en grupos emblemáticos del calibre de Surfin’ Bichos y Chucho. El músico manchego, uno de los más influyentes de su generación, lleva más de 25 años en la brecha y, lejos de dejarlo, se encuentra en un momento dulce de su carrera. Así lo demuestra «Saint-Malo», un trabajo grabado y escrito en Barcelona que presenta aires mediterráneos.
–Desde el título del álbum, alude a la dualidad, a la paradoja.
–Es algo que he venido apreciando en toda mi carrera, una tendencia que tengo a la hora de escribir, también para plantear repertorios o discos. Igual que la senda marcada por el primer álbum de la Velvet Underground, que tenía sus canciones pop como «Sunday Morning» y barbaridades tipo «European Son» o «Heroin». Desde el primero que grabé con Surfin’ Bichos había esa dualidad. Tengo cierta tendencia al extremo en mi trayectoria vital. A veces el equilibrio consiste en esa lucha de contrarios sobre la que construyes tu propio camino. La experiencia te ayuda a conducirte por esos senderos farragosos. Terminas aprendiendo a hacerlo: siguen estando ahí todos los oleajes vitales, pero aprendes a navegar.
–Su nuevo álbum tiene un halo desmitificador, algo extrapolable al resto de su discografía.
–Soy desmitificador en general, y sobre todo en lo que se refiere a mí mismo. No soy nada idólatra con los demás. Uno debe tener la suficiente autoestima para pensar que lo que tiene que decir vale la pena ser contado, pero también el sentido común suficiente para que tu ego no termine comiéndote. Se trata de bajarte de la moto.
–En sus letras hace públicas todas sus miserias y algunos triunfos. ¿No le produce apuro?
–Hay algo de fáustico en este asunto, porque sabes que vas a tener que hacerlo cuando te dedicas a esto. A los escritores supongo que les debe pasar lo mismo, igual que en otras ramas de actividades artística creativas. Uno mismo se tiene que poner en el asador y las dificultades pueden empezar con la lucha entre la persona y el personaje. Hay exhibicionismo sentimental o emocional... También hay un elemento imprescindible para que la obra tenga credibilidad, lo que los señores llaman honestidad y nosotros sinceridad. Si quieres ser sincero tienes que dejarte ahí a ti mismo en cierto modo. No hace falta que sea exactamente autobiográfico, puedes hacerlo a través de historias.
–¿Escribir canciones es una necesidad emocional?
–Es una buena pregunta. Hago cancioncillas, y en cierto modo sí que me moriría en algún sentido si dejara de hacerlo. Acabé este disco que tiene 13 canciones, se quedaron fuera tres o cuatro más, y enseguida me puse con temas nuevos para los discos de Chucho y Alfacrepus. Es mi forma de expresión, vivo así. Al principio lo que me motivaba realmente era hacer temas y grabar álbumes, odiaba tocar en directo. Pero con el tiempo he empezado a disfrutar de los conciertos y ahora me encantan. Es como otra faceta de la creación de la canción. Sobre el escenario intento mejorarlas, igual no técnicamente pero sí en el «feeling».
–Hace unos meses reactivó uno de sus proyectos paralelos más exitosos, Chucho. ¿Ha regresado para quedarse?
–Hicimos una gira reunión con fecha de inicio pero no de término. Esa gira la paramos porque quería grabar mi disco, «Saint-Malo». El grupo está en «stand by» pero en activo. Y en un futuro a medio plazo habrá disco nuevo.
–En el libro de Nando Cruz «Pequeño circo, historia oral del indie en España», aparece recordando sus primeros años en un relato que desmitifica los años fundacionales del indie español.
–Es lo que tiene el paso de los años, pierdes la vergüenza a la hora de explicar la realidad de cómo fueron las cosas. El libro tiene la virtud periodística de invitar al interlocutor a que cuente la verdad, o lo que cada uno recuerde que fue la verdad. A mí el libro me encanta, y además tienen trozos que son muy reveladores.