Kiki Morente: «El flamenco es mi casa y es mi persona»
José Enrique, el menor de la saga familiar, publica «Albayzín», un disco de corte clásico de un cantaor buscando su estilo y su voz.
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José Enrique, el menor de la saga familiar, publica «Albayzín», un disco de corte clásico de un cantaor buscando su estilo y su voz.
De él se había hablado mucho. Se mencionaba su talento natural en el toque y en el cante, pero José Enrique «Kiki» Morente tenía que crecer primero como persona. Ahora, el hijo menor de Enrique Morente presenta su disco de debut, «Albayzín» (Universal Music), de corte clásico y en el que acompañan a Morente las guitarras de Juan Habichuela, Pepe Habichuela, Rafael Riqueni, Diego del Morao, Juan Carlos Romero, Montoyita, Juan Habichuela nieto y Juan Carmona «Camborio», que ejerce además de co-productor del disco junto al propio Kiki y Estrella Morente.
–Ha estado esperando a estar preparado para sacar disco.
–No he tenido prisa y he disfrutado de mi carrera hasta el momento, tratando de aprender, de coger tablas y de ir progresando. Y ahí hay una responsabilidad y un peso hasta estar preparados.
–¿Responsabilidad es el apellido?
–La verdad es que sí, y por el nivel que tiene el flamenco actual. Hay compañeros que vienen arreando muy fuerte y aunque trate de hacerlo lo mejor posible es indiscutible que hay que defender un legado de la casa y de la familia.
–¿Ese legado pesa un poco?
–Por supuesto, para generar nervios, responsabilidad y también para conseguir el apoyo y la motivación. La verdd es que para eso me viene muy bien.
–¿Quién ha sido su maestro?
–Pues en mi casa, que es de artistas, siempre he podido codearme con amigos y compañeros. Y calro, he escuchado a los antiguos y a los viejos. Así he aprendido lo que sé.
–¿Escuchando grabaciones?
–Sí, eso siempre se ha escuchado en mi casa. Es como se aprenden las verdaderas lecciones.
–¿Hay que estudiar para esto del flamenco?
–Claro que hay que estudiar, pero mucho. Telita, la verdad. Hay un lado de pasárselo bien y de disfrutar, que para eso es un arte que nos gusta, pero hay que aprender de la tradición. De lo que nos han enseñado ellos.
–Luego hay que darle un toque personal, claro.
–Cada uno a su terreno, intentando aportar tu granito de arena.
–¿Ha tenido más gustos musicales que el flamenco?
–Yo escucho el jazz, blues, rock, la clásica, el pop... me gusta todo
–¿Eso le ha influido o se queda aparte en su cabeza?
–El flamenco es mi prioridad, es mi casa, el cante es el pan de cada día. Mi propio yo, mi persona es el flamenco.
–Usted tocaba aparte de cantar, pero en el disco, no.
–No paro de ensayar, soy un amante y cada día me gusta más. Soy un guitarrista casi retirado. Con menos de 30 años, fíjate. Es mi prioridad el cante, pero empecé mi carrera como guitarrista.
–¿Por qué pesa más el cante?
–Pues será que la cabra tira para el monte. Y eso que mi abuelo era guitarrista, pero mi prioridad es el cante.
–¿Es lo que siente más?
–Creo que puedo sentir con las dos lo mismo, pero el cante me realiza más.
–¿Quién de los vivos le ha marcado más?
–Algunos de los últimos mohicanos que nos quedan, como Rancapino. Y otros buenos como Arcángel, Poveda, Pedro el Granaíno..., me identifico con muchos.
–¿Pero ninguno le ha guiado?
–Cada uno hace su sitio, somos como familia porque el flamenco crea vínculos, pero yo he aprendido de mi experiencia.
–Me dijo su hermana Soleá una vez que vuestro padre le obligó a estudiar antes de cantar. ¿A usted?
–Siempre nos dio la opción de hacer lo que quisiéramos. Pero es verdad que ella tenía una vena y unas facultades para los estudios que compaginaba bien con el arte en casa y mi padre le dijo, primero esto y luego lo otro. Yo le pedí irme con él a trabajar y tocar y ser artista y me dijo que bueno, pero que tenía que tomármelo en serio y entonces él me apoyaría.
–¿Y se lo tomó en serio?
–Bueno, un poquito tú sabes. Cuando es más jovencito, vas de menos a más. Te gusta pasártelo bien, la parte buena, pero hay toda una disciplina en casa que te tiene que enamorar. Hay que llevar a cabo esa vocación.