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Lágrimas en Italia: desde el presidente a la izquierda

La Razón

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Roma-Italia perdió ayer a uno de los grandes exponentes de su cultura y a uno de los representantes internacionales de la excelencia artística que atesora el país, el director de orquesta Claudio Abbado. Enfermo desde hace tiempo, de 80 años, falleció en Bolonia «de forma serena» y rodeado de los suyos, según informó su familia en un comunicado. Poco le duró al ex director musical del teatro milanés de La Scala su condición de senador vitalicio, uno de los mayores reconocimientos que brinda la República italiana a sus connacionales, pues el nombramiento le llegó el pasado mes de agosto.
Fue precisamente el jefe del Estado, Giorgio Napolitano, el encargado de conferirle esta distinción, uno de los que lamentó con palabras más profundas la muerte del director de orquesta. «La desaparición de Abbado es un motivo de fuerte conmoción y de dolor para mí personalmente y de profundo duelo para Italia y para la cultura. Él afrontó hasta el final con extraordinaria fuerza de voluntad los asaltos del mal que lo había golpeado duramente hace muchos años y que se le había vuelto a presentar hace algunos meses de la manera más agresiva y fatal», dijo el presidente de la República.
Lloró igualmente a Abbado el líder de la izquierda italiana, Matteo Renzi, quien es además alcalde de Florencia, una ciudad a la que el artista estuvo siempre muy ligado. De hecho, entregaba su sueldo completo como senador vitalicio a la escuela de música de Fiesole, una localidad situada a las afueras de la ciudad de los Medici.
El nombramiento de Abbado como senador vitalicio no estuvo exento de polémica. El partido de Silvio Berlusconi lo consideró una maniobra de Napolitano para debilitar la posición del magnate. De hecho, algunos dirigentes de la derecha manifestaron que debía haber sido «Il Cavaliere» y no Abbado quien accediera a esta distinción, que le habría brindado al ex primer ministro una protección frente a sus problemas con la Justicia. El director de orquesta, además, era un crítico acérrimo de Berlusconi. «¿Es compatible que en la parte más antigua y en el corazón cultural del continente europeo haya un hombre que controle el 80% de los medios de información y que además este hombre sea primer ministro?», dijo una vez.