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Música

Rufus T. Firefly: “Nos han convertido en una mercancía más”

El grupo de Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro publica “Todas las cosas buenas”, un paso más allá de su rock psicodélico

Víctor y Julia, Rufus T. Firefly La Razón

Frente a un panorama musical cada vez más imitativo y replicante hay una banda que disiente. Rufus T. Firefly llevan ya 19 años y ocho discos mutando, transformándose y desafiando a sus propios seguidores con discos cada vez más ricos, más sutiles, menos evidentes, desmintiendo a todos los que ven en el rock un camino agotado. La banda liderada por Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro acaban de publicar una nueva demostración de lo anterior, el excelente “Todas las cosas buenas”, un disco de guitarras engendradas en la psicodelia y combinadas sin pudor con sintetizadores.

Otro cambio, y ya son incontables. “No sé si es premedita o inevitable -sonríe Víctor Cabezuelo-. En cada disco buscamos un camino nuevo por el que perdernos porque nos aburrimos pronto de nosotros mismos, pero es que estamos contentos con que sea así, creo que es uno de los fuertes de la banda. A veces me preguntan: ''¿Cómo os sentís por salir todo el rato de la zona de confort?’’. Y yo contesto: ''No tememos zona de confort, estamos incómodos en cualquier sitio’’. Pero eso es porque la gente que nos sigue también nos lo permite”. “Imagínate que AC/DC saca un disco de cumbia. No se lo perdonarían”, tercia Julia. “¡Pues sería increíble!”, apunta Cabezuelo. El proceso de cada disco se gesta a partir de una serie de influencias que pronto se vuelven irreconocibles. “Podríamos citarte algunas que nos han marcado en este disco, pero la cuestión es que las hacemos propias y las tocamos como podemos, a nuestra manera. Creo que la música no se puede inventar. Coges algo que te ha molado por ahí y lo intentas hacer tú, pero te sale de otra manera y eso mola también. Y así la música ha ido creciendo, a base de transformarse y pasar por las manos de otros músicos", dice Víctor, que sí apunta a un cambio consciente en este nuevo trabajo. “Sí, la forma de escribir. Yo siempre tenía referentes más clásicos a la hora de expresarme y ahora son todos más jóvenes que yo. Y me he fijado en la forma directa de decir las cosas, sin darle importancia. Y me he liberado de muchas capas que tenía que hacía que resultase un poco pedante”. Quizá no pedante, pero la metáfora es una máscara. “Es que esta gente quiere que la entiendan y es muy guay. Han abierto camino en eso y me gusta que eso sea así. Me refiero a Viva Belgrado, Cala Vento, por supuesto Carolina Durante, Depresión Sonora, Cariño... gente que está escribiendo de maravilla y que llegan a lo profundo con cosas muy sencillas”.

Esa forma de escribir el rasgo característico de esta llamada “tercera generación del indie”, a la que pertenecen todos los grupos que cita Cabezuelo, quien canta en su nuevo disco “hice tanto por el indie y el indie no hizo nada por mí”. “Nos sentimos un poco solos en la música, la verdad –admite-. Pero no tanto a nivel estilístico, que me da igual, sino a nivel de colectivo musical. La gente se junta por sus estilos, pero no por defender los derechos laborales de los músicos, o por pelear todos juntos para que un grupo pequeño esté dado de alta en un festival. Estaría guay que nos plantásemos si vemos una injusticia con un grupo pequeño, por ejemplo. Pero no: en la música hacemos la guerra por nuestra cuenta y sentimos que lo que hemos conseguido es porque nos lo hemos peleado. Nunca se nos ocurre pensar que otra gente ha abierto camino, no. Si has llegado es porque te lo mereces y lo has logrado. Estamos todos muy desesperados y es muy difícil unirnos, porque se potencia que las bandas tengan piques, que si te gusta un tipo de música no te guste otra. Todo se sectariza muchísimo. Con lo del “indie” me ha pasado que tenía una visión muy romántica de la música desde pequeñito: eso de crear las cosas con tus propias manos, sin depender de nadie, me parecía que le daba verdad al asunto. Y lo que he sentido al final es que somos una mercancía más, que está en otro estante distinto del centro comercial, pero una mercancía. Y me dio pena. Ostras, yo pensaba que estaba intentando hacer algo artístico, pero al final, son números. No lo digo con rencor ni nada, pero sí con pena", argumenta. El indie fue efímero, pero real. "Fue muy importante. Porque fue un desafío a la industria. Gente que no se sentía aceptada por el circuito dominante. Y lo hicieron por su cuenta y crecieron tanto que les compraron. Y ahora mismo el indie es todo. Mira, el otro día salió Leiva en la Revuelta con muchos artistas a los coros y la gente comentaba: “Se ha juntado lo mejor del indie”. Y no había ni uno solo que fuera indie. Que están de puta madre, que mola mucho, pero indie no eran”.

Esa “desesperación” de los grupos por sobrevivir a la que alude Cabezuelo es la misma que vive toda la sociedad y que él retrata en una canción donde “toda la gente que quiero está perdiendo la cabeza”. “Veo vidas que tenemos que no son la que esperábamos. Lo veo compañeros que iban conmigo al colegio y que ya han pasado por un par de divorcios, o trabajos de los que les echan después de 20 años, cosas que no eran como creíamos. Pero creo que hay algo de esperanza, que las cosas buenas, aunque son pocas y están escondidas, son valiosas, te dan ganas de vivir. Mi pensamiento era intentar buscarlas y ensalzarlas, y a nivel personal me lo tomé así. Había días que me levantaba por la mañana pensando en un arreglo de piano y ese era el pensamiento que lograba sacar el día adelante y que hacía que el día fuera bonito, que mereciera la pena. A ese tipo de cosas me refiero. Pero que otra persona puede ser dar un paseo, ver el atardecer, arreglar algo antiguo... no sé. Pero todo lo que nos proponen en el teléfono son necesidades rápidas y urgentes y quizá lo otro hay que buscarlo más dentro. Y el disco trata de esto. Intenta dar un poco de esperanza. En esa canción todo es deprimente, pero dice “vente conmigo, vamos a empezar a caminar”. Esa es la clave: estamos juntos en la mierda, pero vamos a dar un paseo”. Esa canción se titula "Premios de la música independiente”... “(Risas) Sí, es que el contexto es el de un músico independiente al que nunca le han dado un premio. De hecho, nunca hemos estado nominados a los premios de la música independiente ni nada de eso. Me da un poco igual y me hace gracia, porque igual somos la banda más indie de España, o de las tres primeras. Pero bueno, son premios al éxito. Lo más popular, se lo lleva", dice sin amargura. “Nos sentimos privilegiados, aunque no podamos vivir de la banda”.