Superviviente Gloria Gaynor
La diva del soul visita España con su gira «Never Can Say Goodbye», y habla de cómo se sobrepuso a momentos duros de su vida con un mantra: «I Will Survive».
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La diva del soul visita España con su gira «Never Can Say Goodbye», y habla de cómo se sobrepuso a momentos duros de su vida con un mantra: «I Will Survive».
Hablando con Gloria Gaynor (Nueva Jersey, 1945) es inevitable referirse a «I Will Survive», el himno que en 1978 marcó la explosión de la música disco. Ese tema y otros de autoafirmación como «I Am What I Am», dos de sus mayores éxitos, significaron en su tiempo más que el puro hedonismo que hoy rezuman. En su momento, fueron canciones que, sin ser protesta, llevaban un mensaje de defensa de derechos por la igualdad social y sexual de todos los ciudadanos de EE UU. Y esas libertades terminaron por conquistarse a golpe de cadera y sudor en los clubes del último Nueva York de neones y bolas de espejos, donde hasta bien poco antes seguía existiendo la segregación y la discriminación. Los derechos se lograron disfrutando y riendo, ejerciéndolos. Gloria Gaynor es hoy una diva de voz profunda que, tras su paso por Heineken Jazzaldia de San Sebastián, visita mañana Mallorca, el lunes Valencia y después Barcelona (27) y Madrid (29, clausura de las Noches del Botánico).
Preservar una canción
Sin embargo, y por paradójico que parezca, esta mujer fuerte que ha dado coraje a los demás con sus canciones, necesitó ayuda varias veces a lo largo de su vida y nunca la obtuvo. Como ha contado en sus dos libros, Gaynor creció sólo con su madre. A los 5 años, sufrió abusos de un tío suyo; con 12, de una de las parejas de su madre; con algo más de 20, la violación del primo de uno de sus novios, y, posteriormente, las agresiones de su propio marido. «Fui rechazada, sufrí la falta de respeto y la negación de los hombres en la infancia, la pubertad y mi vida adulta. Cuando conocí a mi marido Linwood, pensé que sería el caballero de brillante armadura que sería mi protector. Era inteligente, galante y generoso. Hasta que después de casados le convertí en mi mánager. Y ahí comenzó una temporada espantosa», cuenta en el libro. Al teléfono, sobre esos malos tiempos, confirma que «I Will Survive» fue su mantra para sobreponerse a las adversidades y desde luego que le sirvió a ella y a muchos otros. Por esa razón, la Biblioteca del Congreso estadounidense eligió la canción entre uno de esos 50 artefactos culturales que preservar por su valor. «Sé que esa canción le ha servido a mucha gente de cualquier raza, nacionalidad, credo, color y edad para sobreponerse a las desgracias, y me alegra. Para mí es una bendición, es el núcleo de mi vida consagrada a Dios», dijo la cantante cuando recibió el honor. Pero no había sido siempre religiosa. «Es cierto. Conocía la palabra de Dios pero no era creyente. Sin embargo, con el paso de los años, me acerqué a su mensaje y encontré la esperanza. Me hizo mejorar, me llenó de agradecimiento. Y entendí lo que era el amor incondicional», dice Gaynor, que no debió de hallarlo en la relación con su ex marido y ex agente, Linwood M. Simon, con el que ha mantenido varios pleitos por los derechos de las canciones. «Bueno, ya sabes: lo que no te mata te hace más fuerte», dice quitándole importancia. «I Will Survive» fue un éxito planetario e incluso lo grabó en español, idioma por el que le preguntamos y suelta la siguiente parrafada en (casi) perfecto castellano: «Yo puedo decir casi todo lo que quiero en español, pero yo tengo un problema, que es que no conozco mucha gente que me hable en español y por eso casi no entiendo nada cuando me hablan. Pero lo puedo hablar casi tan bien como en inglés. Lo aprendí yo sola, con un diccionario». Me deja estupefacto. «Bueno –continúa en inglés–, si no te puedes comunicar, en el fondo no conoces el idioma...». Pues debería comprarse una casa en la gira que tiene por delante. «¡Puede que lo haga!». Una pregunta más, ¿cómo se mantiene así de joven? ¿Es Photoshop o la fe en Dios? «(Risas) Una combinación de genética y fe, hijo».