Versátil Christie

Fin de semana lleno de interés sobre el papel y con resultados a tono en el Auditorio Nacional. Si Ibermúsica traía uno de los mejores conciertos de los últimos tiempos con Andris Nelsons y la Orquesta del Festival de Lucerna para una obra de gran plantilla orquestal como es la «Quinta» malheriana, la OCNE buscaba recogerse en la aparente sencillez de Charpentier y Rameau con un Christie a su frente, que aceptaba renunciar a Les Arts Florissants o a otras agrupaciones expertas en la interpretación historicista para subirse al podio de una tan diferente como la ONE.

Pero todos sabemos que la formación cuenta con excelentes profesores que sacan lo mejor cuando les comanda una batuta sólida, clara y convincente. Eso es Christie y fue un placer escuchar cómo sonaba nuestra orquesta en un repertorio tan inusual para ellos, tanto en los tutti como en los pasajes solistas. Los cuatro solistas cumplieron dignamente con las partes que les correspondieron en las selecciones de las obras programadas: «Medea», de Charpentier, y «Les Boréades», de Rameau. Dos obras que bien podríamos calificar de «malditas». La primera porque no logró alcanzar la docena de representaciones y acabó en un cajón. La segunda, porque ni el compositor ni sus contemporáneos pudieron escucharla. Rameau murió antes de estrenarla, pero el destino ya la había marcado como maldita. Precioso concierto que concluyó con el entusiasmo de los asistentes. Penoso el aspecto que presentaba la sala el domingo por la mañana, con muchísimas butacas vacías. ¿Qué sucede con el público musical?