Terrorismo yihadista

París evoca el terror de las guerras mundiales

El caos de la liberación. Combates cuerpo a cuerpo en las calles de París en agosto de 1944¡
El caos de la liberación. Combates cuerpo a cuerpo en las calles de París en agosto de 1944¡larazon

Desde la segunda gran contienda, París no había experimentado un clima de terror y de incertidumbre como ahora.

La violencia terrorista, la cantidad de medios empleados y los daños humanos causados han llevado a algunos comentaristas a retrotraerse a las dos guerras mundiales para registrar tamaño espanto. Con los atentados del pasado enero contra la revista «Charlie Hebdo» y los del viernes, el yihadismo ha situado París en primera línea de los estragos terroristas y el centenar y medio de muertos y los más de 200 heridos ocasionados son cifras tan llamativas y alarmantes que la comparación no es desmesurada.

La salvación, 1914

En la Gran Guerra, tras la lucha en las fronteras, en agosto de 1914, los alemanes avanzaron arrolladoramente hacia París. La capital de Francia estaba perdida. Pero el avance alemán no fue una romería: tras marchas agotadoras de 40 kilómetros diarios bajo el sol, los alemanes progresaban hambrientos y cubiertos de harapos. Su jefe, Von Kluck debió rodear la ciudad pero ante el agostamiento de sus tropas hizo un alto en el río Marne, donde las frenó el general Gallieni, reorganizando a los que se retiraban ante el avance alemán, reforzándoles con lo que pudo reunir en la ciudad y los socorros de los parisienses. Fue el Milagro del Marne, y París, que ya se veía asediada como en la guerra franco-prusiana de 1870, se libró de los combares en sus calles.

El rugido del gran berta

Pero la ciudad pasó unos meses de grave peligro en la inmediata retaguardia de la guerra. Para librarse de los bombardeos de los aviones Gotha y de los dirigibles Zeppelin se ideó una estratagema. Aviones y dirigibles, muy vulnerables ante el fuego antiaéreo, operaban preferentemente de la noche, por lo que se construyó una réplica de París en los suburbios del norte que logró un gran éxito pues atrajo los ataques alemanes y las pérdidas en la ciudad fueron livianas. No así en 1918, durante el segundo avance alemán hasta el Marne. Entonces utilizaron cañones de largo alcance, popularmente llamados Gran Berta, que disparaban proyectiles a más de 40 kilómetros. Durante dos meses fueron el terror de la ciudad sobre la que cayeron 351 proyectiles, que causaron 256 muertos y 630 heridos. Las formidables piezas aterraron a los parisienses.

El paseo alemán de 1940

1940, Segunda Guerra Mundial. En plena retirada francesa y con su Gobierno refugiado en Burdeos, los alemanes alcanzaron París y el general francés Huntziger, comandante militar de la ciudad, ante la imposibilidad de defenderla, negoció la retirada de su 7º Ejército y la declaración de «Ciudad abierta». Así, los alemanes desfilaron a tambor batiente por las grandes arterias parisinas y sin haber padecido ni una baja. El día 22 de junio capituló Francia y el 28, Hitler realizó una visita de incógnito a París, lo que muestra la tranquilidad que existía en la capital.

w parís era una fiesta

Durante casi dos años París vivió lejos de la guerra. Hubo algunos atentados, la Gestapo cribó la ciudad en busca de maquis, espías y judíos pero la Resistencia nunca fue especialmente inquietante hasta 1943-44. Por ello, París fue la meta preferida por los militares alemanes para tomarse vacaciones. Allí no faltaba la buena comida, las más exquisitas bebidas, los espectáculos de calidad y las fiestas. La situación empeoró partir del retroceso alemán en la URSS. Los franceses comenzaron a oponer resistencia a su deportación como trabajadores a Alemania y la ayuda británica a la Resistencia aumentó conforme se acercaba el desembarco de Normandía. Con todo, los atentados del maquis no causaron gran alarma hasta los críticos días de junio de 1944.

La liberación del 44

Incluso la liberación de la ciudad, aunque tuvo un alto precio en vidas, fue mucho menos costosa de lo que Hitler hubiera deseado y de lo que los Aliados se temieron. El Führer era consciente de que con unos 20.000 hombres, el general Von Choltitz, no podía defender la ciudad, por lo que le ordenó que volara los puentes y la pegara fuego. Saltándose las órdenes de Eisenhower y obedeciendo las de De Gaulle, el general Leclec, con su 2ª división blindada llegó el 24 de agosto por la tarde a las afueras de París y sus avanzadillas, en las que combatían 144 republicanos españoles, penetraron sin que nadie se lo impidiera por la Puerta de Orleans hasta el Ayuntamiento. Al día siguiente, el comandante militar de París, Von Choltitz firmó la entrega de la ciudad y las condiciones para evacuar a sus tropas sin lucha, mientras desde el cuartel general de Hitler preguntaban: «¿Arde París?». París no ardió, pero hubo fuerte choques los días 24 y 25 y los tiroteos entre las SS y la Gestapo con los miembros del maquis se prolongaron hasta el día 28. Como resultado de la lucha, murieron unos 1.500 soldados civiles y soldados de la Francia Libre.