Pavarotti: cuando Gaudí dio la bienvenida al tenor
El lujoso Hotel Le Méridien está estrechamente vinculado al genio catalán y ha sido el refugio de artistas en su paso por Barcelona.
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El lujoso Hotel Le Méridien está estrechamente vinculado al genio catalán y ha sido el refugio de artistas en su paso por Barcelona.
La palabra «suite» suena a lujo por sí sola. Pero si además se le suma que la puerta que da acceso a la estancia más noble del establecimiento, la más privada, cuenta con una serigrafía del propio Antoni Gaudí, la categoría se dispara. Muy pocas bienvenidas están a esa altura. De esa solo puede presumir el céntrico Hotel Le Méridien, en plena Rambla de Barcelona. La ubicación es inigualable y pocos pueden alardear de haber visto pasar huéspedes tan ilustres: por sus estancias han desfilado Madonna o Michael Jackson pero, si hay un artista que hizo de él su refugio cada vez que pasó por la Ciudad Condal ése fue Luciano Pavarotti, el gran tenor italiano. No fueron pocas las veces que el maestro deleitó a catalanes y turistas, pero puede que el recital que más se recuerde sea el que ofreció en 1990. Entonces cantó ante 17.000 personas acompañado por la Orquestra Ciutat de Barcelona en el nuevo Palau Sant Jordi. El divo italiano protagonizó la puesta de largo del que a partir de entonces sería el lugar icónico de la ciudad en el terreno musical.
Pero si algo enamoró a Pavarotti por encima de todo fueron las vistas de Le Méridien: desde las plantas altas se puede vislumbrar lo alto de los edificios más emblemáticos de la ciudad condal. Además, el alojamiento permite a sus clientes ir un paso más allá y ofrece acceso gratis a galerías e instituciones para el viajero interesado en la cultura. No en vano, su página web reza que la llave de las habitaciones es también la entrada al Palacio Güell. Muy cerca están también el Gran Teatro del Liceo, la Plaza Cataluña o el Palau de la Música Catalana.
Precisamente el Palacio Güell, un actual edificio de viviendas símbolo del modernismo catalán, es una de las huellas del legado de Antoni Gaudí que recorre toda Barcelona. Y está estrechamente vinculado a Le Méridien. Para celebrarlo, el hotel se ha inspirado en él para lanzar dos propuestas gastronómicas vanguardistas que unen «creatividad, calidad, tradición e innovación»: el cóctel Cor Güell (su color rojo intenso y su decoración floral evoca a los jardines y está elaborado a base de Gin Mare y St-Germain) y el tartar de longaniza de payés con tomate, que se presenta inspirado en las grandes columnas típicas del modernismo. El último enlace entre ambas edificaciones está en la conserjería de Le Méridien, con tres sillas del artistas para el uso de los huéspedes.
Más de 1.000 euros la noche
Puede que fuera todo eso, unido al encanto de la suite panorámica Penthouse, lo que convirtió a Le Méridien en el escondite preferido de Luciano Pavarotti. Las tarifas superan ampliamente los mil euros por noche, pero los que han pasado por ella coinciden en que el gasto merece la pena, en parte gracias a sus impresionantes vistas de 360 grados y sus dos terrazas al aire libre. Desde ellas se puede observar durante horas en la intimidad el Barrio Gótico, Las Ramblas y el horizonte dibujado por el Mar Mediterráneo. En el interior, alma catalana: está diseñado por Isabel López, se presenta en una gama de tenues tonos topo con detalles y mobiliario de madera de la firma local Santa & Cole. Para estimular su curiosidad se exhibe por todo el lugar una selección de obras originales del pintor Jaume Amigó y esculturas de la artista Patricia Cancelo. El sofisticado baño con paredes de vidrio cuenta con suelos calefaccionados y mosaicos en un distintivo diseño catalán, además de tocador doble. Una profunda bañera de inmersión se encuentra separada de la vigorizante ducha efecto de lluvia. Y lo que es mejor: las suites pueden conectarse a habitaciones adicionales para crear una suite de hasta tres dormitorios.