Por la concordia hispánica
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En los últimos dos años, siguiendo una muy antigua vocación mía por el personaje, he estado trabajando en un libro titulado «Hernán Cortés, gigante de la historia» Con el subtitulo de «para 600 millones de hispanohablantes en ambos hemisferios, 500 años después». Un trabajo, que no es una hagiografía, ni una biografía. Porque hay una decena de ellas, algunas de altísima calidad. Mi libro es una consideración global del personaje histórico que fue Cortés, en el espacio-tiempo del siglo de los grandes descubrimientos geográficos. Fue empresario de su propio proyecto, soldado, estratega, diplomático, estadista y gobernante... y gran escritor con sus «Cartas de relación» al rey-emperador. Y todo eso conviviendo con una serie de protagonistas como Moctezuma, Cuauhtémoc, Carlos V, el padre Las Casas, Diego Velázquez, Pizarro, sus capitanes Alvarado y Sandoval, y Bernardino de Shagun y el «Tata» vasco de Quiroga. Todo ello, dentro de la perspectiva histórica en la que se generó el comercio mundial y tantas otras cosas. En el referido contexto, se produjo el encuentro, del que ahora conmemoramos el quinto centenario, del conquistador con Moctezuma en Tanochtitlan. Lo que fue el comienzo de una relación compleja de conquistadores y conquistados, que llevaría a la formación de laa «Nueva España», y pasados más de tres siglos a la república mexicana: primer país hispanohablante del mundo ya con 130 millones, muy por delante de la propia España con sus 47: dentro de una comunidad idiomática y cultural relevante, en correspondencia con el entendimiento de los pueblos y naciones de Iberoamérica. La figura de Cortés es única. En ese sentido, Octavio Paz, el nobel de literatura mexicana, supo formular lo que es un verdadero dilema histórico para algunos mexicanos por la adversión que puedan sentir hacia el conquistador. De modo que en los 500 años del gran encuentro, se trata de ir logrando un reconocimiento histórico. Eso ya se hizo por los historiadores como José Luis Martínez, que manifestó que «los mexicanos somos herederos de las dos ramas de nuestros abuelos. Ignorar o mutilar la historia, no la cambia. Los tercos hechos siguen esperando ser reconocidos y explicados».
Carecidas fueron las palabras de José Vasconcelos: «Cortés merece el título que tanto se le ha regateado, de padre de nuestra nacionalidad mexicana...». En esa senda histórica son fundamentales las obras de los biógrafos mexicanos de Cortés que son Pereyra, José Luis Martínez y Jaime Miralles. Historiadores que han formado una verdadera síntesis que hoy se escenifica en la plaza de «Tlatelolco»; donde se sitúa un viejo templo azteca, una primera iglesia española, y un nuevo y moderno edificio del México actual. Son las tres culturas: las dos originarias y la resultante del cruce de entrambas. En el contexto de los 500 años de la conquista, resurgió la gran polémica, con la carta que el presidente de México-Andrés Manuel López Obrador, AMLO. De la que solo se conocen extractos. Es preciso publicar la carta entera, porque no solo constituye un plan de concordia entre España y México para sustanciarlo en 2021 al cumplirse los 200 años de la independencia mexicana: que también se recogen en ese documento las criticas de los gobiernos de México después de 1821, por sus expolios a las comunidades indígenas del periodo virreinal. Según el diario, el 67% de los mexicanos han rechazado las exigencias de perdón de su presidente. Hay que reflexionar sobre una carta que no conocemos entera, sin argumentos indigenistas ni patriotismos excesivos. Lo necesario es un dictamen histórico como el que parece plantearse en la carta. En vez de seguir con una polémica desaforada.