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Prohiben los libros de Harry Potter en una escuela porque “invoca espíritus malignos”

El sacerdote que lo advirtió asegura que es un peligro para los niños por tener “conjuros reales y dañinos”.
larazon

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Una escuela católica de Tennessee retiró los libros de Harry Potter porque los considera un medio para “invocar espíritus malignos” por tener conjuros “reales y dañinos”.
Una escuela católica de Tennessee retiró los libros de Harry Potter porque los considera un medio para “invocar espíritus malignos”, además de que, según la propia escuela, los conjuros son “reales y dañinos”, según informan medios locales.
"Las maldiciones y conjuros usados en los libros son maldiciones y conjuros reales que, cuando un humano los lee, tienen el riesgo de conjurar espíritus malignos a la presencia de la persona que lee los textos", escribió el sacerdote Dan Rehill en un correo electrónico en el que alertaba a la escuela de esto. El pastor asegura que esta decisión la consultó con diferentes exorcistas de Estados Unidos y Roma, los cuales le han aconsejado eliminar esos libros de la biblioteca del colegio.
Los libros de la escritora J. K. Rowling siempre han generado controversia en este sentido. En algunos países, como Emiratos Árabes, está terminantemente prohibido leer las aventuras del joven mago, pues la consideran como un “grave peligro” para los jóvenes por “incentivar la brujería”. Así, esta obra es conocida en los países en los que está censurada como “la obra maestra del engaño satánico”, así como ver a Harry Potter como “el hijo de Satán”. Aunque la Iglesia católica nunca se ha posicionado sobre la saga.
En esta escuela, sin embargo, aunque no se encuentren los libros en su biblioteca, de momento se permite que los niños que asisten, de entre tres y trece años, puedan leer el libro si lo llevan al colegio por su cuenta.
En 1997, se publicó el primer libro de la historia de Harry Potter. La serie está compuesta por siete libros, siendo el último publicado en 2007. No es el primer libro que busca censurar en Estados Unidos. Otros como “¿Dónde está Wally”, de Martin Handford o “James y el melocotón gigante”, de Roald Dahl, también fueron censurados, aunque por motivos diferentes.