Cultura

Ramón Tamames: «Hernán Cortés sería hoy un modelo de empresario»

Acaba de publicar un libro sobre el conquistador, sobre el que se sigue cerniendo la Leyenda Negra, entre otros malentendidos de la historia de España en América

Ramón Tamames, economista y político español, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas / Foto: Gonzalo Pérez
Ramón Tamames, economista y político español, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas / Foto: Gonzalo Pérezlarazon

Acaba de publicar un libro sobre el conquistador, sobre el que se sigue cerniendo la Leyenda Negra, entre otros malentendidos de la historia de España en América.

Hace unos días se ha presentado otro libro de Ramón Tamames, con prólogo de José Borrell, «Hernán Cortés, gigante de la Historia» (Editorial Erasmus, Barcelona, 2019). Un acto en el que han participado, entre otros, el que fuera ministro de Agricultura Jaime Lamo de Espinosa.

–Como historiador, lo primero que me gustaría es preguntarle al autor es ¿qué busca un economista en la Historia?

–Lo de economista es una de las facetas del autor, considero. Pero cada persona tiene sus vocaciones. Unas acabadas, otras vivas, y la idea de la Historia en mí siempre tuvieron mucha fuerza, desde los estudios de Bachillerato, que contamos con un gran profesor (Miguel Kreisler). ¿Qué busco yo en la Historia? Me parece que fundamentalmente, la razón de ser de los colectivos humanos. Ya decía Schumpeter a los economistas que nuestra misión es «revelar a la humanidad el sentido oculto de sus luchas».

–¿Por qué el estudio de Hernán Cortés?

–Sencillamente porque creo que todo lo que llevó a Tordesillas en 1494 nos impulsa después durante casi un siglo, en que España se dedica a ocupar el hemisferio que se nos ha concedido en el Tratado y en las previas Bulas Papales. Es un impulso formidable, y además, con poco coste para el Estado, podríamos decir, porque la mayor parte del esfuerzo es financiado a través de capitulaciones, con personajes formidables como Cortés, que se hizo sus propias capitulaciones, pero que financió todo el proyecto y mandó tesoros impresionantes al rey emperador ya en 1520.

–Cinco siglos después, todavía recelos, «progres y buenistas», radicalmente maniqueos y sustancialmente ahistóricos, sobre Hernán Cortés. Otra reedición de la Leyenda Negra y el papanatismo nacional. ¿Crees que tu libro sirve para combatir la ignorancia y el sectarismo en este campo?

–Empecé con la idea de hacer un breve ensayo sobre Cortés, pero en esto de escribir libros se sabe cuándo se empieza y no cuando se termina. Y eso mejor que nadie lo sabe Begoña. Yo no he escrito para exponer al público. Casi siempre escribimos pensando en rellenar los huecos de nuestro conocimiento. Y naturalmente eso sirve para comprender mejor el pasado y el presente. En el siglo XXI, en las Escuelas de Negocios, se estudian comportamientos como el de Nelson en Trafalgar. Yo diría que hoy Cortés es un modelo para los empresarios, de cómo organizar una conquista, de cómo construir un Estado, la Nueva España, etc.

–Dejamos el tema de la Leyenda Negra, ese relato torticero al que han contribuido también españoles. Aunque lo más grave es que la mayoría la hemos convertido en la Historia negra, asumiéndola como una especie de crimen supremo.

–Item más. Muchos españoles consideran que la historia nuestra es la de un fracaso total. Me parece una solemne estupidez. Que haya hoy casi 600 millones de hispanohablantes es de impresión, y es el resultado de haber recorrido de arriba a abajo un nuevo continente, con una misión, que es la que marcó Alejandro VI en las Bulas Papales de 1493. Yo creo que fue una misión. La gente no se ha dado cuenta todavía de que el mandato está en Tordesillas, y su ejecución es impresionante. Y que además, potencias que ya tenían más fuerza demográfica que España, quedaron muy por detrás durante los primeros 80 años de conquista y evangelización.

–Volvamos a Cortés. ¿Podríamos considerarle no el destructor sino el creador de México?

–No lo dice ni el profesor De Diego, ni el profesor Tamames. Jaime Miralles pone como subtítulo de su libro sobre Cortés «Inventor de México». Y mucho antes Vasconcelos habla de Cortés como «el padre de la nacionalidad mexicana». En pocas palabras, no fue un conquistador meramente, crea la Nueva España, que es en gran medida mestizaje y superposición de dos culturas previas. La plaza de Tlatelolco, de las tres culturas, es la mejor síntesis: un templo azteca, una iglesia española, y un pequeño rascacielos mexicano actual.

–¿Crees que la Historia, tal cual, protagonizada por el gigante de Medellín, puede servir de puente y no de enfrentamientos absurdos entre España y la Nueva España?

–Yo creo que sí. Todavía los EE UU no han tenido un presidente de origen sioux, o navajo, o apache. Y Brasil tampoco ha tenido ninguno de origen amazónico. En cambio, en el siglo XIX Benito Juárez aprende español a los 18 años, de origen indio que vive en una cultura mestiza. Con fuerte impronta del pensamiento y creencias de Cortés.

–¿Cómo ve a Cortés en perspectiva comparada con los otros grandes conquistadores y colonizadores de su época?

–Creo que es un español que llega mucho mejor preparado que los comparables de su tiempo. Es un latino, porque habla latín, que aprendió en Salamanca. Tiene conocimientos de leyes. No hay ningún registro en la Universidad de Salamanca, según C. Martínez, que indique que fuera discípulo de esa universidad. Pero estuvo transitado mentalmente por el espíritu universitario. Es un gran escritor. Su padre le ha enseñado a manejar la espada y la equitación. Ha tenido sus lances amorosos. Tiene opciones de ir a Italia. Busca la aventura y, cuando está en ella, sigue sin parar. Se podría haber quedado en Cuba, viviendo cómodamente como encomendero. Pero vislumbró la conquista de un Imperio, y no se arredró ni con Diego Velázquez de Cuellar encima de él.

–¿Cuál fue el gran proyecto de Hernán Cortés, más allá de Nueva España?

–Yo creo que él debió pensar en no solamente ser el virrey. En su primer viaje a España, cuando se entrevista con el rey emperador varias veces, creo que Carlos advirtió la inteligencia y las capacidades de Cortés, y por eso no le nombró virrey, sino a Mendoza, familia clásica castellana. Le vio peligroso para su proyecto. La Nueva España provee de tesoros y medios a las hazañas de Carlos V y te voy a dar un dato que nadie se ha fijado: la misión de Magallanes/ Elcano costó como ocho millones de maravedíes. La venta de las Molucas por Carlos I a Portugal son 113 millones. Es decir, como doce o catorce veces. Es decir, Carlos V le sacó fruto a la circunnavegación, y mucho fruto a Cortés. Y se podría decir qué buen vasallo habría sido si hubiera tenido un buen señor. Carlos no fue buen señor.

–¿Entonces...?

–Está muy claro, ya en su primer viaje, cuando se entendía mejor con Carlos I, que le hace marqués, le consolida su inmenso mayorazgo en la Nueva España, según Hugh Thomas del tamaño de Portugal, y además de eso le nombra «Adelantado de la Mar del Sur». Cortés vuelve con la idea de dedicarse a la navegación, llegar a China y se plantea su conquista. Pero hubo cortapisas a sus navegaciones, donde tuvo fracasos evidentes, y financiaciones costosísimas que le pesaron luego. El virrey Mendoza le corta las alas y sus navegaciones no pueden seguir. Su segundo viaje a España está provocado por la idea de ser el Adelantado del Mar del Sur. Y el primer viaje a las Indias orientales lo suscita él a petición de Carlos V en busca de los navegantes perdidos de navegaciones anteriores. Él pensaba en un imperio universal España-China.

–¿Qué aspectos cree haber añadido a otras biografías de este gran personaje?

–Primero que no es una biografía, segundo que no es una hagiografía, y tercero, y quizá lo más importante, es marcar una semblanza y un prototipo de español por encima de cualquier idea imaginable. Michael Hart, hombre de la NASA, en su lista de 1978 de los 100 nombres decisivos de la Historia Universal cita a cuatro españoles. El primero es Cortés, después Isabel la Católica, Pizarro y Colón.

–¿En qué fuentes se ha basado?

–En algunos documentos que me envió Manuel Ravina, el Director del Archivo General de Indias. Pero ya lo digo claramente en el libro, he tomado fuentes de los biógrafos y los cronistas de Indias, y de lo mucho y bueno que se ha escrito recientemente en México y España: de ello, trabajos de María del Carmen Martínez, Rodrigo Martínez Baracs... Hay excelentes biografías, además de las de Vasconcelos y Martínez, asombroso Hugh Thomas, William Prescott, y Jaime Miralles. Y creo que quedan zonas oscuras de la vida de Cortés: el tema del juicio de residencia no ha sido cerrado definitivamente.

Leído el libro y escuchado a su autor, creo que es muy recomendable hacer cómplices de esta lectura a cuantos tengan interés por conocer mejor una de las páginas más destacables de la Historia de España y del mundo. Un instrumento para mirar al futuro desde el ayer. Y recuerdo la dedicatoria con la que Ramón Tamames subtitula su obra: «Para 600 millones de hispanohablantes, 500 años después». Un libro imprescindible, que ya han dicho algunos.