¿Respaldarían hoy los españoles a Elcano?

El almirante Juan Rodríguez Garat inició el ciclo de conferencias sobre «Magallanes y Elcano» en plena polémica sobre sus figuras.

El mundo no volvería a ser igual tras aquella expedición. Cinco naos con 239 hombres partieron en 1519 de Sevilla hacia el oeste en busca de una nueva ruta para las especias. Tres años después regresaron una nao y dieciocho hombres, habían dado la primera vuelta al mundo en un viaje épico de dos marinos extraordinarios, el portugués Fernando de Magallanes, que murió sin terminarlo, y el español de Guetaria, Juan Sebastián Elcano, que lo completó. Esta circunstancia histórica ha levantado desencuentros entre España y Portugal sobre quién se arroga la competencia para celebrar los actos conmemorativos del V Centenario de esta primera circunnavegación, pese a que ambos gobiernos han manifestado finalmente que habrá una candidatura conjunta para que la gesta sea declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. En medio de esta polémica, la Real Academia de Doctores de España y el Instituto de Historia y Cultura Naval de la Armada han organizado el ciclo de conferencias «Magallanes y Elcano», que inició ayer en la Escuela de Práctica Jurídica el almirante Juan Rodríguez Garat, director del Órgano de Historia y Cultura Naval, con el tema «La Armada 500 años después de la primera vuelta al mundo», presentado por Emilio de Diego, presidente de Humanidades de la Academia de Doctores y colaborador de LA RAZÓN.

«Más que relatar lo que pasó, que para eso hay historiadores expertos –aclara Garat–, de lo que se trata es de reflexionar sobre este centenario y sacar unas conclusiones desde el punto de vista de la Armada». Según el almirante, «cuando uno analiza lo que realmente queda de aquella gesta, tanto desde el punto de vista económico, político, comercial o geográfico, comprueba que casi no quedan huellas. Desde su perspectiva afirmó que «lo más importante fue la hazaña en sí. Hay quien 500 años después la celebra para fomentar la globalización, para potenciar el orgullo de ser español, para defender la fraternidad hispano-lusa o destacar la contribución vasca a la historia de España. Todas estas iniciativas son legítimas, pero yo como almirante –enfatizó–, quiero arrimar el ascua a mi sardina y utilizarla para para hablar de la Armada de hoy, con muchas diferencias con la de entonces. La primera, que servía a una corona, al rey Carlos I, y ahora sirve al pueblo español».

Sobre este aspecto, Rodríguez Garat recordó que la historia de la circunnavegación «comenzó con un contrato, las capitulaciones de Valladolid, por el que Magallanes se obliga ante el rey a hacer del mundo un lugar mejor, o al menos mejor para los intereses de la Corona». En cambio, si la Armada tuviera que hacer un contrato parecido ahora, encontraría como interlocutor a un pueblo español que, desde su punto de vista, «tiene un sentido pesimista de la historia, es escéptico sobre las soluciones militares y carece de una cultura de defensa que le permitiría pisar algo más firme en el escenario de las relaciones internacionales». Su oferta sería: ¿Qué pueden hacer para tratar de construir un mundo mejor? «A ese pueblo español que hoy es el soberano que sustituye a Carlos I, los marinos ya no le ofreceríamos mares por explorar o reinos por conquistar, pero seguimos teniendo un importante papel a su servicio donde poder dejar huella en la evolución de la Humanidad», concluyó.