Rufus Wainwright: Y vamos por la segunda ópera
Ahora se concentra en el tiempo que le queda para estrenar su segunda incursión en el mundo de la lírica. Será el 13 de octubre en la Canadian Opera Company de Toronto y llevará a escena «Hadrian»
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Ahora se concentra en el tiempo que le queda para estrenar su segunda incursión en el mundo de la lírica. Será el 13 de octubre en la Canadian Opera Company de Toronto y llevará a escena «Hadrian».
Dice Rufus Wainwright que nunca olvidará aquella noche de 2010 en el Liceo. Presentaba «All days are nights: song for Lulú», vestido de luto y aderezado con plumas. «Fue sin duda uno de los más inolvidables que he ofrecido en toda mi vida artística», ha confesado con orgullo de decirlo bien alto y bien claro. No es la primera vez que pisaba un teatro de ópera y tampoco iba a ser la última. Ahora se concentra en el tiempo que le queda para estrenar su segunda incursión en el mundo de la lírica. Será el 13 de octubre en la Canadian Opera Company de Toronto y llevará a escena «Hadrian», con libreto del actor y director Daniel MacIvor basado en la novela de Marguerite Yourcenar, la apasionada historia de amor entre el emperador romano Adriano y su amante Antínoo.
A pesar de contar con Thomas Hampson y Karita Mattila como reclamos vocales, de cantarse tanto en inglés como en latín, el trabajo ha levantado las iras contenidas durante un tiempo y ahora ya definitivamente desatadas de los más puristas, que tachan al artista pop de «intruso», «diletante», «niño consentido y caprichoso», y le piden que se aleje de la ópera no la vaya a profanar con sus alocadas ideas, como cuando se vistió de Verdi y su esposo de Puccini para acudir a un estreno. El tema tiene su miga, aunque Rufus, tan peculiar en sí mismo, no parece prestar oídos a las críticas y se concentra en los ensayos. ¿Por qué no puede tener un músico con la preparación del que nos ocupa sensibilidad para el arte lírico? No es esta su primera vez, pues ya debutó con «Prima Donna» y conoce las reglas del juego.
En mente tiene escribir y dirigir tres y ya va por la segunda, claro, confiesa, que si no llega porque el trabajo es extenuante se queda con la pareja, que tres minutos de una canción no son comparables a la trabajera de tres horas de una ópera. Por si no fuera suficiente, el estreno (habrá siete funciones), coincidirá con la salida de una marca de joyas basada en la obra que llevará su nombre y que aprovechará el tirón del estreno para hacer caja. Cuenta con el aval de Gillian Steinhardt, que ha creado una colección exclusiva en bronce plateado y plata oxidada de siete piezas. La más cotizada es el collar de Adriano, con granates engarzados a 310 dólares (264 euros). La oferta incluye anillos, un broche y diferentes pendientes. ¿Será la ópera de Rufus otra joya?