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«Saigon»: el trayecto de las lágrimas

La compañía francesa Les Hommes Approximatifs visita el teatro Valle-Inclán con una propuesta integradora sobre los vietnamitas en tiempos de migraciones y exilios.
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La compañía francesa Les Hommes Approximatifs visita el teatro Valle-Inclán con una propuesta integradora sobre los vietnamitas en tiempos de migraciones y exilios.
Marie-Antoinette es una vietnamita que llegó a Francia en 1956. En el cartel de su restaurante ha escrito «Saigon», como el de otros 979 establecimientos con este mismo nombre en Francia. Está en el número 176 de la Avenida de Choisy, París, tiene una sala para 40 comensales y Marie-Antoinette es la gerente. En él se habla vietnamita, se cantan canciones de amor, muchas veces en vietnamita, otras en francés. La mayor parte de los vietnamitas eran budistas, pero Marie, antes de irse a París, formaba parte del 10% de católicos que iban los fines de semana a la catedral de Notre-Dame en el centro de Saigon.
Sobre esta historia se asienta «Saigon (Una mirada al mundo)», con texto y dirección de Caroline Guiela Nguyen de la compañía francesa Les Hommes Approximatifs, que estará en el teatro Valle-Inclán (CDN) del 10 al 12 de enero en francés y vietnamita con sobretítulos en castellano. Su gran preocupación como grupo teatral «es saber cuáles son los relatos que aportamos como respuesta a nuestro mundo, qué historias contamos hoy y, sobre todo, quiénes son los personajes que deben poblar nuestro escenario. Estamos hechos de más historias que las nuestras, de otras heridas –dice la directora–. Una de las grandes necesidades que sentimos y motiva de forma visceral nuestro proyecto “Saigon”, es esta voluntad de reunir a actores venidos de horizontes lejanos y, juntos, ofrecer un relato común. Por eso –prosigue Guiela Nguyen– debíamos de salir de nuestras fronteras, ir a buscar caras hasta Vietnam. Nuestra gran pesadumbre sería dejar terrenos abandonados, silencio, levantar muros entre nosotros y los otros».
La gestación del proyecto surgió de la directora. «Durante dos años cosechamos testimonios en Hô Chi Minh y en el 13º distrito de París, que nos permitieron entender historias, palabras, idiomas inaccesibles», señala. Con ellas escribió un texto que entregó a los actores. «Fueron ellos los que me informaron sobre su idioma, su propia forma de hablar. El texto fue la base de la escritura en escena con los intérpretes». Por otro lado, explica: «No solo eran ellos los que me daban indicaciones para crear la historia, la ciudad también me las daba. Hô Chi Minh está repleta de relatos de exilio, poblada de gente que falta en las familias y es esta ausencia la que engendra la ficción». Y prosigue: «Mientras más peligra la memoria sobre el otro, más necesidad hay de recordar. Así creamos la mentira, el mito. Siempre hay alguien a quien llorar y el reto de nuestra obra es encontrar el trayecto de las lágrimas. El melodrama está omnipresente en la vida cotidiana de los vietnamitas».

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