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¿Se quedará en el limbo la nueva película de Woody Allen?

Jude Law todavía espera a que Amazon saque del limbo «A rainy day in New York». Ante su no estreno, el actor clama: «Es una vergüenza»

Jude Law y Woody Allen durante el rodaje de «A rainy day in New York», filme que Amazon podría no estrenar
Jude Law y Woody Allen durante el rodaje de «A rainy day in New York», filme que Amazon podría no estrenarlarazon

Jude Law todavía espera a que Amazon saque del limbo «A rainy day in New York». Ante su no estreno, el actor clama: «Es una vergüenza».

Un hombre, un actor, alzó su voz en defensa de Woody Allen. Fue Jude Law, que todavía espera a que Amazon saque del limbo «A rainy day in New York». Ante su no estreno clama: «Es una vergüenza». La película que rodó el pasado otoño a las órdenes de Allen. Recuerden. Aquel director fumigado por una denuncia de hace 25 años. Una demanda interpuesta por su entonces mujer, Mia Farrow, en pleno proceso de separación.

Desestimada tanto por el juez como, antes, por los detectives del caso y los expertos en violencia sexual. Pero Natalie Portman, Reese Witherspoon y Kathleen Kennedy y otros finos paladines en la defensa de los humillados, los débiles y los ofendidos decretaron hace unos meses que sus intuiciones, su olfato de Robin Hood, su acerada vista de halcones peregrinos contra la injusticia, vale una y mil veces más que las aburridísimas pruebas periciales y los sesudos informes forenses del Child Sexual Abuse Clinic del Hospital de Yale/New Haven, uno de los dos o tres centros punteros de EEUU en la investigación y tratamiento de la violencia contra menores. La sacrosanta palabra de las estrellas de Hollywood también considera periclitadas las conclusiones de los servicios sociales del Estado de Nueva York, cuyos profesionales habían trabajado en el particular durante 14 meses. Concluyeron que «no se han encontrado pruebas creíbles de que el niño mencionado haya sido abusado o maltratado. Por lo tanto, su denuncia se considera infundada».

Por cierto. Portman y cía decretaron que Woody es un cerdo en una entrevista conmovedora. Una entrevista abundante en sonrisas y lágrimas. Con dosis generosas del elixir «yo sí te creo». De presentadora, Oprah Winfrey. Sí, sí, la misma que durante años promocionó en su programa a toda clase curanderos, astrólogos, homeópatas y sinvergüenzas. La misma que en los años ochenta dio alas a la siniestra cacería desatada por el fantasma de los recuerdos reprimidos y los terrores suprimidos. Una peripecia que acabó con decenas de inocentes encarcelados. Oprah, oh, que tuvo el cuajo de tontear con la posibilidad de ser candidata, y que antes dio voz y focos a la impresentable Jenny McCarthy, santa patrona de la cruzada contra las vacunas y convencida de que la inmunización del sarampión o la polio es también responsable del autismo.

Al grito del #MeToo acudió compungido parte del reparto de «A rainy day in New York». Como Rebecca Hall y Timothée Chalamet, que juraron donar sus salarios a la caridad. Solo Law, y antes Javier Bardem, Alec Baldwin, Diane Keaton y Miley Cyrus han demostrado el increíble coraje de defender a un Allen masacrado.