La Razón del Verano

Sexo virtual: la tecnología al servicio del placer

Más juegos, menos prejuicios, no importan la distancia ni el espacio... el futuro traerá una revolución sexual

Desde 2015 existen robots dedicados a la prostitución. En el futuro los burdeles de robots se multiplicarán
Desde 2015 existen robots dedicados a la prostitución. En el futuro los burdeles de robots se multiplicaránlarazon

Como en todos los avances, aquí también la tecnología tiene un lado muy bueno y otro menos agradable y de tratamiento complejo. Y, al igual que ha ocurrido siempre, los debates verdaderamente importantes generados por la ciencia los hemos dejado para demasiado tarde.

Juegos interactivos

Es una de las modas actuales en 2029: básicamente, la combinación de juguetes sexuales conectados a la red y videojuegos. Por medio de una consola que ya no solo se conecta con el mando sino también con juguetes sexuales (desde vibradores a guantes que transmiten impulsos o dispositivos que liberan feromonas) los usuarios viven experiencias en un mundo virtual mientras avanzan, ganan puntos e interactúan con otros jugadores y jugadoras a quienes dan determinados permisos según la confianza. También comienzan a usarse gafas de realidad virtual con lectores de ondas cerebrales de modo que el videojuego responde directamente a nuestros impulsos.

A la cama con Lara Croft

Quienes hayan nacido más de tres décadas atrás seguramente recuerden «Second Life», un juego en el que se podía vivir una segunda vida: casarse, tener otra profesión, participar en orgías, viajar a sitios imaginarios e incluso divorciarse (en la vida imaginaria y en la real) debido al fanatismo con el que se usaba esta realidad alternativa. Hoy esto se ha elevado al cuadrado. Los jugadores ya no solo pueden tener relaciones sexuales con otras personas o con sus avatares, sino también con personajes de ficción. En 2025 hubo un intento, por parte de un multimillonario de origen asiático, de comprar los derechos de Lara Croft. No lo hizo para crear nuevas series o películas, sino para casarse con ella. De hecho, creó un programa informático que permite tener relaciones sexuales con cualquier personaje histórico, desde Cleopatra hasta Napoleón, al menos en un mundo virtual.

La empresa ha sido llevada en varias oportunidades a juicio debido a aceptar crear avatares de Adán o de Eva. Uno de los tantos conflictos que el sexo y la tecnología
han traído.

Los robots arriba

Tenemos décadas de experiencia en esta área, desde 2015, cuando los primeros burdeles con trabajadores sexuales robóticos entraron al mercado. Estos androides, hechos con materiales cada vez más realistas y dotados de un cerebro digital muy desarrollado, responden y reaccionan según los gustos y preferencias del cliente, a quien recuerdan en un instante. Se relacionan con ellos y ellas de modo personalizado, lo que ha llevado a muchos a inclinarse por mantener una relación romántica con un robot. Prueba de ello es la intención de la Unión Europea de revisar el estatus legal de este tipo de tecnología en el hogar, algo que podría eventualmente llevar a legalizar el matrimonio con robots.

Mención aparte merece el uso de esta tecnología para el tratamiento de conductas delictivas. En 2016, un empresario japonés sacó a la venta en su país unos robots con el cuerpo y la apariencia de niños y niñas de 6 años aproximadamente. El objetivo, según la empresa Trottla, era tratar a pedófilos, del mismo modo que se usa metadona para el tratamiento de ciertas adicciones. También se han llevado robots sexuales a cárceles con el objetivo de reducir la violencia entre reclusos y las violaciones.

Indumentaria sexual

Gracias a nuevas prendas inteligentes y conectadas, la distancia no es una barrera para el sexo. Cuando una pareja se encuentra en diferentes sitios, pueden «mantener relaciones sexuales» por medio de un vestuario específico (ropa interior, básicamente) que está conectada a la red y se puede controlar mediante el teléfono móvil. Estos sistemas generalmente incluyen cascos y guantes para buscar un aislamiento total. Es la nueva forma de diálogo físico que ha propiciado la tecnología.