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Shakespeare y Cervantes, unidos por el vino

Filólogos y escritores repasan en los cursos de El Escorial los nexos entre cultura y viticultura
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Filólogos y escritores repasan en los cursos de El Escorial los nexos entre cultura y viticultura
El curso «Vino, letras y “un par de besos callados”: el viñedo en el paraíso», celebrado en el último tramo de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en El Escorial, contó con más de veinte ponentes y el apoyo de la Cátedra de Español de la Universidad de la Rioja y la Fundación para la Cultura del Vino.
Organizado por el profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, David Felipe Arranz, el curso contó con catas, opiniones y maridajes entre el vino, la literatura y el cine de la mano de Luis Miguel Beneyto, Juan Antonio Martínez Berbel, Luis Gómez Canseco, Jorge Eduardo Benavides, Marta Sanz, José Ramón Trujillo, Luis Miguel Rodríguez, Alberto Guerra Obispo, Miguel Ángel del Arco, Alberto Pertejo, Jimena Mazucco, Alicia Estrada, Joaquín Leguina, Antonio Orejudo, Patricia González Aldea, Esther Ginés, Luis Freijo y J. Ignacio Díez Fernández, entre otros.
A lo largo de las jornadas, los ponentes destacaron la necesidad de que el vino vuelva a formar parte de nuestra cultura, especialmente de los más jóvenes. «Cada botella lleva siglos de nuestra cultura dentro» o «la embriaguez para una tradición literaria es traspasar los límites y volver de donde nadie se ha atrevido a ir», llegaron a afirmar los profesores y escritores en unas jornadas en las que se habló de la carta de vinos de Cervantes en El licenciado Vidriera, la pasión de Shakespeare por el vino canario, Lord Byron y el jerez, el binomio vino y escritura, el contexto tabernario de la bohemia europea, las distintas denominaciones de origen a través de la historia, el papel de nuestros vinos en el escenario cultural internacional y como seña de identidad española o los límites de la moral con respecto a los placeres moderados del beber. Además, se abrieron debates participativos en torno a conceptos muy vinculados al vino como la «solaridad», el entusiasmo, el carácter hiperestésico vinculado a los momentos de la creación literaria o el proceso de «mcdonaldización» que ha hecho perder el gusto por los frutos de nuestra tierra. Incluso se indagó en la génesis literaria de los monasterios de la Alta Edad Media y su tradición viticultora.
Durante varias tardes, los alumnos pudieron disfrutar de varios maridajes de vinos y letras por cortesía de la vinoteca Xelavid y la Fundación para la Cultura del Vino que agrupa a cinco bodegas: La Rioja Alta, Herederos del Marqués de Riscal, Muga, Bodegas Terra Gauda y Vega-Sicilia.