De Cervantes a Mamet pasando por Ionesco
Los teatros de La Latina y Bellas Artes mezclan el rigor artístico y el entretenimiento desde el inicio de la temporada.
Los teatros de La Latina y Bellas Artes mezclan el rigor artístico y el entretenimiento desde el inicio de la temporada.
Comienza de verdad la temporada teatral. Aunque muchas salas estén funcionando ya de manera normal casi desde finales de agosto, es ahora, en estos días en los que septiembre se va fundiendo en octubre, cuando los grandes centros de producción pública inauguran su programación y cuando los teatros privados más importantes de las grandes ciudades comienzan a ofrecer los platos más suculentos de su nutrida carta. Entre esos teatros privados, dos son ya una histórica referencia en la capital, tanto para el público local como para el foráneo: el Teatro Bellas Artes, que busca el rigor artístico y cultural en sus propuestas sin renunciar al entretenimiento, y el Teatro de La Latina, que, trazando el mismo camino en sentido inverso, apuesta fundamentalmente por el humor y la evasión sin renunciar nunca a la calidad. Gestionados ambos por la empresa Pentación, los dos tratan conjuntamente de cubrir el mayor arco posible de gustos y necesidades en una población tan amplia y heterogénea como es la de la ciudad de Madrid.
Para conseguirlo, el Bellas Artes ha empezado apostando sobre seguro con un autor que es ya un clásico de la dramaturgia contemporánea en todo el mundo: David Mamet. «Oleanna» es la obra del exitoso escritor y director estadounidense que estos días protagonizan Fernando Guillén Cuervo y Natalia Sánchez a las órdenes del incansable Luis Luque. Un frenético drama con mucha enjundia sobre la lucha de poder en un ambiente a priori tan idealizado como el de la enseñanza universitaria. «Mamet es un hombre con una visión muy controvertida de la realidad que no deja indiferente a nadie –asegura Jesús Cimarro, director de Pentación–. Es interesante el debate que genera siempre porque cada espectador se posiciona a favor de un personaje o de otro».
Mamet dejará paso a otro clásico aún más universal: Cervantes. «El rufián dichoso» ocupará la sala desde mediados de octubre hasta principios de diciembre en un arriesgado y necesario montaje de la compañía Fundación Siglo de Oro que intenta rendir tributo al escritor más importante de nuestra literatura poniendo en escena un texto que, curiosamente, jamás se había representado antes. El atractivo no puede ser mayor.
De la comedia de santos... a la comedia nada menos que de Dios. El humor reinará en el Bellas Artes hasta ya finalizado el periodo navideño. «Obra de Dios» es la irreverente obra que dirige la popular Tamzin Towsend proponiendo una relectura, divertida y contemporánea, de los Diez Mandamientos.
A su conclusión, el teatro rendirá homenaje al mítico programa radiofónico «Hablar por hablar» con un montaje homónimo dirigido por Fernando Sánchez Cabezudo que ha logrado reunir a algunos de los dramaturgos más importantes del panorama actual, como Alfredo Sanzol, Yolanda García Serrano o Juan Carlos Rubio, entre otros. En el reparto, actores de origen tan dispar como Ángeles Martín, Antonio Gil y Samuel Viyuela.
Otro dramaturgo que viene pisando fuerte, con gran predicamento entre la prensa especializada, es Paco Bezerra, que precisamente estrenará en esta sala poco después, ya en febrero, «Lulú», una reflexión crítica sobre el mito de la mujer fatal que protagonizará María Adánez.
Por último, y para cerrar el círculo, volverá Mamet a cerrar la temporada. Y lo hará con «Muñeca de porcelana», un título que permitirá, en palabras de Cimarro, que «un actor de la talla de José Sacristán vuelva al Bellas Artes, donde no actuaba desde hace tiempo; será un hermoso colofón del año teatral».
Pero, de manera paralela, en La Latina, habrá ido discurriendo «otro» año teatral un tanto distinto que, no obstante, para los responsables de Pentación espera ser exactamente igual de estimulante en el público. El céntrico teatro que antaño regentara la desaparecida Lina Morgan volverá a acoger «Taxi», una comedia protagonizada por Josema Yuste y Sergio Fernández «El Monaguillo» que sigue causando furor entre el público que busca propuestas menos sesudas y más desenfadadas. Estará en cartel hasta el 11 de marzo, pero descansará en Navidad para que el rock tome la sala en «Casi normales», un emotivo musical de Tom Kitt con libreto de Brian Yorky que se alzó con tres Tony y un Pulitzer, y que contará en esta versión española con la televisiva Nina en el reparto.
A mediados de marzo llegará «La comedia de las mentiras», una obra de libre inspiración grecolatina protagonizada por Pepón Nieto, María Barranco y Canco Rodríguez que ha cosechado un abrumador éxito de público este verano en el Festival de Mérida.
Y, para finalizar, «La cantante calva», un estupendo montaje sobre esta obra fundamental de Ionesco, con Adriana Ozores y Fernando Tejero en el reparto, con el que Pentación quiere también dar cabida a otras propuestas en La Latina más arriesgadas. «Creo que el público de este teatro ha variado mucho en los últimos años –afirma Cimarro–. Nosotros simplemente tratamos de dar lo que ellos y la ciudad demandan, cubriendo todas las capas de la sociedad».
Duelo escénico
David Mamet y Luis Luque se afianzan en la cartelera como reclamos de un teatro bien hecho que no quiere dejar de lado las aspiraciones comerciales. Dos obras firmadas por el primero y tres espectáculos dirigidos por el segundo se sucederán en la temporada de los teatros que gestiona Pentación. Ambos, además, figuran conjuntamente en los créditos de «Oleanna» (en la imagen), la obra del norteamericano que estos días puede verse en el Bellas Artes y en la que Luque ha sabido mantener la equidistancia de los dos personajes principales con respecto al conflicto que protagonizan, invitando al espectador a que sea él quien extraiga sus propias conclusiones de una realidad que es compleja y que no admite maniqueísmos.