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Del bunraku inglés a la danza belga

El Festival de Otoño acoge «The Table», marionetas de autor con una divertida historia bíblica, y «A coming comunity», una coreografía contemporánea
larazon

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El Festival de Otoño a Primavera de la Comunidad de Madrid hace doblete diverso esta semana: en primer lugar, «A coming community» («Una comunidad que viene») una propuesta coreográfica firmadA por Campo, un combo de cuatro bailarines y coreógrafos belgas unidos en este proyecto que puede verse en el Teatro Pradillo (hoy, mañana y el domingo). A continuación, un lenguaje diferente: las marionetas. Bajo el título «The Table» («La mesa»), los británicos Blind Summit Theatre traen al Teatro de La Abadía (del 4 al 7 de febrero) la historia de un Moisés bíblico divertido y gruñón, un títere hecho de cartón que manejan al estilo del teatro bunraku japonés.
Cuenta Mark Down, actor y director de Blind Summit Theatre que espera que su trabajo no sea sólo para niños. «Hacemos montajes que nos interesan y nos motivan, y nosotros somos adultos. Que lo hagamos con marionetas no cambia lo serio de nuestras intenciones o el mensaje que intentamos enviar». Y asegura: «‘‘The Table’’ trata, en definitiva, sobre las creencias. El poder de éstas de trascender la realidad, o, si prefieres, la ‘‘verdad’’». Y asegura que la obra «trata sobre el poder de la imaginación» y «lo frágil que es la vida, su brevedad, pero eso sólo está limitado por el poder de nuestra imaginación y nuestras creencias». Down y compañía se acercan en la historia a las últimas horas en la vida de Moisés. «Él discute con Dios, en lo alto del monte Nebo y le ruega vivir más. Dios dice: “No”. Discuten más. Dios es rotundo: Moisés es un hombre y debe morir». Y asegura Down: «La relación entre Moisés y Dios es la metáfora perfecta para indagar en la que une al marionetista y a la marioneta».
Cuenta el director sobre la técnica de sus marionetistas que «nuestro espectáculo está inspirado por el Bunraku, pero en muchos aspectos no se parece demasiado. De esta escuela tomamos sólo el que sean tres personas las que manejan la marioneta y el deseo de hacer que parezca lo más viva posible. Los marionetistas están visibles para el público. Rompemos todas las reglas del género, ponemos a la marioneta boca abajo, discutimos con ella, actuamos con entrega por detrás suyo. Nuestra meta es crear un personaje que entre en los corazones de la gente, les haga reír y los conmueva. Lo llamamos ‘‘extreme puppetry”». Sin duda funciona: en 2011, este montaje fue premiado en el Fringe de Edimburgo.
En «A coming comunity» se unen los talentos y cuerpos de Pieter Ampe, Guilherme Garrido, Hermann Heisig y Nuno Lucas. Cuatro artistas que suelen bailar y crear en solitario o dúos y que se han reUnido en este proyecto. «Sin duda, hacemos danza contemporánea –cuenta Nuno Lucas sobre sus puntos en común–, pero nuestros orígenes son diferentes. Gui estudió Bellas Artes; yo, Economía; Pieter solía hacer teatro y Hermann trabajaba improvisabndo en galerías. Sabemos que nuestras referencias son diferentes en el punto de origen. Nos unen nuestro amor por la escena, la improvisación, el humor y el deseo de crear». Y añade: «En este trabajo buscamos para entender qué es lo que nos hace un grupo, una comunidad. Si hay algo o no».
En «A coming community», que arranca con una discusión que desemboca en una coreografía, el humor está latente. Pieter Ampe relativiza su peso: «Nunca nos centramos en el lado cómico del espectáculo. Creo que, cuando el humor está en nuestras vidas, automáticamente surge en tu trabajo. Sobre todo, queríamos mostrar nuestras personalidades, tan diferentes entre sí, y las maneras en que nos encontramos unos a otros. Y sabemos que esto en sí mismo genera situaciones bizarras. Cuando te tomas a ti mismo demasiado en serio no eres capaz de comunicarte porque nunca llegarás a un punto de encuentro». Y añade: «A veces nos reímos de nosotros mismos siendo pesimistas, orgullosos o cabezotas. De ahí podemos sacar algo humano. Los humanos son divertidos... especialmente con todos sus fallos».

La revolución de la «danza-teatro»

La danza-teatro es una de las claves de Campo. «Ha sido muy importante para la danza contemporánea de hoy en día –explica Hermann Heisig–. Cuando, a finales de los 60, Pina Bausch dejó que sus bailarines hablaran, fue toda una revolución para la danza y la coreografía. En “A coming community” usamos un montón de medios como parte de la coreografía: bailamos, pero también tocamos instrumentos, cantamos, nos vestimos, nos hablamos los unos a los otros y al público, inflamos globos...». En ese sentido, «es una influencia muy importante en lo que hacemos hoy, ya que amplió la idea de lo que una pieza puede ser. Esta apertura ha hecho de la coreografía el arte emocionante que es hoy». Y añade Ampe: «Para nosotros, la danza contemporánea es un lugar libre en el que buscar una forma para hacernos preguntas vitales: ¿cómo vivir en el mundo? ¿Cómo conectar con otras personas cuando te sientes desconectado?». Algo que, añade, «no expresamos mediante danza lírica sino de una manera muy lúdica, teatral, mayormente física».